De acuerdo con el informe del CENDAS, la canasta alimentaria aumentó 50.970,71% con respecto al mes de mayo de 2016, y 766,3% entre junio de 2015 y junio de 2016. Por eso es que cada día para una familia venezolana, significa una proeza comer, porque la inflación galopante, acaba con los ingresos de los hogares, máximo cuando un 67% de la población, percibe un ingreso mínimo que sólo alcanza para un cartón de huevos, un kilo de queso blanco, 4 kilos de sardinas y unos cuantos mangos para medio mitigar el ronquido inclemente de los estómagos vacíos.
Según el informe del CENDAS y según la encuesta que hacemos a diario quienes tenemos que patear las calles en busca de alimentos para nuestras familias, sabemos que todos los rubros de la canasta alimentaria aumentaron de precio, a pesar de que en su mayoría continúan desaparecidos de los anaqueles. No obstante, los granos tuvieron un incremento de 125,1%; azúcar y sal, 90,5%; grasas y aceites, 45,2%; frutas y hortalizas, 24,6%; leche, quesos y huevos, 17,7%; pescados y mariscos, 16,7%; raíces, tubérculos y otros, 14,7%; cereales y productos derivados, 9,3%: carnes y sus preparados, 7,9%; café, 4,7% y salsas y mayonesas, 2,3%.
Para colmo de nuestros males y de nuestras desgracias por un gobierno que cada día está más obeso, mientras el pueblo desfalece de hambre, es que un total de 25 productos (43,10% de los 58 productos que contiene la canasta), presentar problemas de escasez, tales como leche en polvo y líquida, atún, enlatados, pollo, carne de res, hígado de res, margarina, azúcar, pernil, aceite de maiz, café, huevos de gallina, queso blanco duro, mortadela, caraotas, arvejas, lentejas, arroz, harina de trigo, avena, pan, pastas reguladas, harina de maiz, salsa de tomate, mayonesa y queso amarillo.
Aquí si no nos agarra el chingo nos agarra el sin nariz. Es decir, no sólo tenemos que padecer escasez de los alimentos a gran escala y de manera alarmante, sino que otros productos de higiene personal y de aseo también brillan por su ausencia, como jabón de baño, detergentes, lavaplatos, shampoo, acondicionador, cera para pisos, compotas, papel toalet, pañales, toallas sanitarias, toallas húmedas, toallines, servilletas, cloro, desodorante, afeitadoras, crema dental, gel fijador para el cabello y otros, que no son un lujo, sino que hasta hace poco era una cotidianidad en cualquier hogar venezolano.
Otros rubros totalmente desaparecidos son las medicinas, cuya escasez en un 90% mantiene alarmada a la población y rogando a Dios no enfermarse para no morir de mengua. Desde Atamel, Coraspirina, Losartán Potásico, Enalapril, Omeprazol, Dilantil, pastillas anticonceptivas, jeringas, gasas, suero fisiológico, anticonvulsivos, antidiarreicos y antibióticos, no se consiguen en las farmacias, y la gente tiene que peregrinar receta en mano, de estado en estado, utilizando el trueque, a ver si logran el objetivo.
Estamos en un estado de indefensión total frente a los desmanes y abusos de un gobierno que juega con el hambre y la salud de un pueblo, todo por mantenerse en el poder a cómo de lugar. Niegan la crisis humanitaria, compran cifras de organismos internacionales de alimentación, niegan la ayuda humanitaria, no solucionan el problema de la escasez ni del desabastecimiento, militarizan la distribución de alimentos, persiguen a los productores y a quienes todavía lo apuestan todo por el país, y no hacen nada para sacarnos de esta soberana crisis.
Maduro nos ha puesto a comer sardinas, a trepar matas para comer mangos, y ahora con estos nurvos incrementos en la canasta alimentaria, comeremos mamones, para engañar el paladar reseco y con hambre de los venezolanos, torturados por un gobierno que les niega su derecho constitucional de alimentarse.
Andrés Eloy Camejo
Diputado a la Asamblea Nacional
Acción Democrática
@AndresECE