La Policía española ha detenido a tres personas acusadas de ser los responsables de una red que se dedicaba a explotar sexualmente a travestis y transexuales, llegadas en su mayoría de las zonas más deprimidas de Venezuela, tres de las cuales han sido liberadas.
Tras la denuncia de una de las víctimas y casi un año de investigaciones desde Barcelona, se ha desmantelado esta red, cuyos integrantes ofrecían a las víctimas venezolanas trasladarse a España para ejercer la prostitución con la promesa de ganar importantes cantidades de dinero en poco tiempo.
Una vez en España, se advertía a las víctimas de que habían contraído una deuda de 8.000 euros (8.894 dólares al cambio actual) y que debían entregarles el dinero que ganaran con la prostitución, hasta devolverles esa cantidad, informa la policía española.
Para obtener mayores beneficios de la explotación, impedir el arraigo de estas personas explotadas y evitar así que alguien les pudiera ayudar, travestis y transexuales eran repartidos por toda la geografía española, donde eran obligadas a ejercer la prostitución.
El líder del grupo, ahora detenido, contaba con la ayuda de su madre en Venezuela, donde la mujer se encargaba supuestamente de contactar con las víctimas, que eran seleccionadas entre los sectores más desfavorecidos de diferentes localidades del país.
Una vez en España, se tomaba fotografías a las víctimas y se colgaban en web de contactos eróticos, para así publicitar sus servicios.
Según la Policía, el líder del grupo amenazaba constantemente a las víctimas con hacerles daño, tanto a ellas como a sus familiares, las trataba de forma despectiva y las sometía a todo tipo de vejaciones y humillaciones.
También las castigaba, incrementando su deuda o no permitiendo que utilizaran su habitación, obligándolas a dormir en el sofá o en el suelo durante semanas, despertándolas de forma continua cuando consideraba que no habían efectuado suficientes servicios o si sospechaba que alguna podía guardarse parte del dinero ganado.
La red desarticulada disponía también de un laboratorio instalado en un piso de seguridad, en el que cortaban y elaboraban diferentes sustancias estupefacientes con las que traficaban. EFE