Hambre, muerte, lágrimas, crisis, colas y desesperación. Son solo algunos de los logros de Nicolás Maduro en tres largos años de gobierno. Verdades que enfrenta el pueblo venezolano día a día, cual penitencia, ante la mirada cómplice de un grupito de enchufados al que poco le importa el bienestar de su gente y que se niega a soltar el poder para seguir desgarrando a la nación, sin compasión.
¿Cómo no querer revocarlos?
La cotidianidad de nuestro pueblo se ha reducido a un lamento. No hay día que no escuchemos a nuestras amas de casa quejarse porque no tienen que servir en la mesa; o ver a los padres de familia sacrificarse para intentar llevar bocado a la casa, casi siempre sin éxito.
Cuando no es el hampa, es un apagón o el racionamiento de agua. Vivimos en la Venezuela del caos, y es precisamente lo que queremos revocar.
Queremos cambiar el hambre por progreso; la enfermedad por vida; la corrupción por crecimiento. Queremos volver a ser el país de oportunidades que nos vio nacer, que nos ofreció un futuro y que hoy llora la partida de tantos venezolanos. Queremos revocar la maldad, la insensibilidad y la burla.
Vemos con horror la complicidad con la que actúan tanto las Rectoras del CNE como los Magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, en contra del pueblo. Ese pueblo que, “por amor”, voto en algún momento por la mal llamada revolución, y que “por amor” a su nación ahora quiere revocarla.
Vemos con indignación que el Poder electoral tenga el descaro de seguir retrasando la decisión de los venezolanos de cambiar este desgobierno. Pareciera que la señora Lucena no está entendiendo el deseo de más del 80% de una nación. Pareciera incluso que no tiene idea de la responsabilidad que recae en sus manos.
¡Toda una nación espera por usted Rectora Lucena! Deje de ser un obstáculo para el progreso de Venezuela y anuncie la fecha para el 20%. No siga jugando con la paciencia de los ciudadanos.
El revocatorio NO es un favor, es una obligación. Respete la Constitución y no alargue más el sufrimiento del pueblo. Venezuela clama por un cambio. Nuestra gente no quiere seguir hurgando en bolsas de basura para llevar alimento al estómago. Las amas de casa ya no aguantan hacer una cola más para intentar comprar un paquete de harina pan, un litro de aceite o un kilo de caraotas. Adquirirlo a un precio justo, sin limitaciones y sin tanto pesar es lo que queremos devolverle a Venezuela.
Hemos cumplido con el 1%, y ahora vamos a movilizarnos para lograr el 20. Nada ni nadie detendrá la fuerza de un pueblo que quiere PROGRESO.
¡El Cambio lo lograremos y será imparable!