Las cosas buenas llegan de improviso si uno sabe esperar, vale la pena reflexionar sobre esto. A quién no le ha ocurrido que de un momento a otro, y sin previo aviso, se da cuenta que todo aquello que había deseado se ha concretado en su vida. Así lo reseña toyfeliz.net
Al parecer el universo entero conspiró para traer aquello que tanto había anhelado, y que en más de alguna ocasión había dado por perdido.
Algunos lo llaman suerte, otros designios, o ley de la atracción, pero en realidad ¿quién puede negar que nuestro esfuerzo, dedicación y voluntad no hayan tejido su propia cuerda para que al final de la misma se hallara aquello que esperábamos?
La magia, la suerte, la providencia y las cosas hermosas de la vida siempre estarán ahí, solo que el momento para su llegada será el preciso, cuando realmente estemos preparados para vivirlas.
La suerte y la llegada de las cosas buenas se deben a un aspecto: creer en ti
Tan sencillo como eso: las cosas buenas y el ancla de la suerte solo llegan a puerto de quien es capaz de creer en sí mismo para propiciar que determinadas situaciones sucedan.
Para que por fin llegue a nuestras vidas eso que tanto ansiamos, se necesita desearlo y pensarlo. El pensamiento infunde la emoción y la fuerza de la voluntad, es ahí donde la confianza en uno mismo y en sus posibilidades actúan como auténticas llaves del cambio.
Pequeños cambios cotidianos
Pasamos muchas horas cumpliendo un horario laboral, donde los días nos exigen más obligaciones que placeres. Pero tenemos que saber que podemos seguir cumpliendo nuestros horarios pero enfocando dicha obligación de otra manera.
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