Conversamos con el abogado venezolano, experto en geopolítica y vicepresidente de la Fundación Arcadia, con sede en Washington DC, Robert Carmona-Borjas (@CarmonaBorjas), sobre las recientes actuaciones del gobierno de Nicolás Maduro.
Ante la crisis que nos agobia, en su opinión ¿qué pretende el régimen en estos momentos?
La permanencia en el poder es el único objetivo del régimen. En estos 17 años no han resuelto los problemas fundamentales de los venezolanos, más aún de los grupos mas vulnerables, a los que ellos decían que prestaban la mayor atención, a pesar de haberle entrado a Venezuela entre 1999 y 2016 más del doble que la sumatoria de los ingresos petroleros entre 1918 y 1998. En 17 años tuvieron el doble de recursos petroleros que en los ochenta años anteriores. Es sólo el poder lo que les mueve y les hace actuar.
Pero, ¿están claros o equivocados en su análisis sobre el país?
El gobierno de Nicolás Maduro sabe perfectamente que la oposición es mayoría nacional. Que cada vez son menos los que apoyan ese disparatado proyecto que ha llevado al país a la ruina material y espiritual. Pero no les importa porque, insisto, lo que les interesa es el poder, los negocios que mantienen con el narcotráfico, las corruptelas que manejan con el control cambiario, distribución de medicinas, alimentos, combustible y más allá de eso ahora que están contra la pared, buscar a toda costa es salvarse de los procesos de todo tipo que vendrán para castigarles. Son los reyes de los mercados negros, ya que los controlan.
¿En medio de todo esto es posible salir de la crisis y estabilizar el país, recuperarlo en pocas palabras?
Claro que el país puede salir delante. Hay una oposición seria, además de mayoritaria. Hay una dirigencia que mueve masas aunque no lo reconozcan los revolucionarios socialistas fracasados que secuestran hoy nuestro país. Hay salidas y se verán pronto porque es el pueblo el que decide y lamentablemente para ellos, ya decidió.
¿Es posible un cambio en estos momentos?
Sí, habrá un cambio. No hay dudas. Pero ello nos llevará con mucha prudencia a una nueva situación en el país. No se trata simplemente de sustituir un régimen, sino de superar el modelo perverso y criminal que nos han querido imponer. Debemos establecer un nuevo orden basado en la justicia y en el bien común. Se trata de construir un proceso de desarrollo sin exclusiones.
¿Hay confianza en ello?
Debemos tener confianza. No me atrevo a apostar a ningún dirigente. El único dirigente en estos momentos es el pueblo, es la sociedad civil. Los partidos democráticos deben ver con mucha claridad que no pueden convertirse en élites de poder sin tomar en cuenta a los venezolanos que piden y trabajan por el cambio y muchos cambios además.
¿Y la gente qué hará ante los atropellos del CNE y del régimen que anulan la voluntad popular?
Bueno, la gente, el pueblo que somos todos, deberá reaccionar y lo único que queda es una resistencia cívica pacífica, aunque es claro habrá reacciones violentas del malandraje en el poder que intentará un terrorismo de Estado despreciable que, además, pocos beneficios les dejará pues acabado Maduro de esta forma, sin salida, se acabará el chavismo y esa es la preocupación de algunos que todavía creen con honestidad en ese fracasado proyecto que como mencioné sólo ha traído ruina, odios y desolación al país.
¿Qué recomienda a la gente en estos momentos?
Paciencia, es lo único que podemos pedirle a los venezolanos ahora. A los políticos y a todos. Mucha calma, prudencia y sabiduría. Es el momento de transición con la verdad en la mano, para lograr el cambio y todo lo que viene después. Ya se ha dicho que la transición comenzó y que vendrán tiempos de paz, de estabilidad y de progreso. Los venezolanos debemos mantener la memoria histórica, reconocer los errores, establecer la verdad y juzgar y castigar a los responsables de todo lo que ha ocurrido en el país en estos 17 años, lo que no se puede traducir en venganza, sino en justicia.
El futuro, ¿cómo lo pinta?
Hemos aprendido mucho estos años, sobre esa base construiremos un nuevo país basado en el respeto de las libertades y de todos los derechos de todos los ciudadanos. Es una obligación común que debemos asumir. (lapatilla.com)