La periodista de investigación Sebastiana Barráez publica en su columna en el semanario Quinto Día sus reflexiones sobre los casos de venezolanos que buscan asilo, particularmente en EEUU, buscando calificar como perseguidos políticos cuando en realidad no lo son.
PAÍS. Desde hace meses ha surgido, en grado de paranoia, la necesidad de salir del país. La quimera es vivir en cualquier otro lugar del mundo que no sea Venezuela. Se han disparado las solicitudes para países como Estados Unidos, Argentina, Chile, Panamá, España, etc. Hace unos días la foto de unos balseros que iban como ilegales a Aruba causó la hilaridad de algunos sectores. Los mostraban como ejemplo del desespero y la similitud con los cubanos. No es comparable. Los cubanos huyen en balsas buscando el sueño americano, porque no les es permitido salir de Cuba sin autorización del gobierno. De Venezuela se puede ir todo el que quiere y que además puede. Hay una terrible crisis en Venezuela, la escasez de alimentos es gravísima, las colas obstinantes y peligrosas, la inflación acosa y el hampa desatada. Tenemos instituciones débiles y no hay referentes de liderazgo honesto y sincero. La crisis ha sacado lo peor de los venezolanos. No solo los grandes corruptos que se sacaron los dólares de Cadivi con empresas fantasmas y que el presidente Maduro prometió meter tras las rejas. No hay ni un preso de esos. Pero también los otros delincuentes, los que raspan cupos, los que negocian con las remesas, los bachaqueros, los que roban y atracan con la excusa del hambre. A eso súmele los que en el desespero por una visa norteamericana, recurren a cualquier ardid. Se ha desvirtuado la esencia del asilo político. Les cuento mi experiencia en tres de la gran cantidad que me ha asombrado e indignado. Caso 1: “Amiga, por favor publique que a mi hijo, que participó en las guarimbas, cuando fue golpeado, necesita salir como perseguido político. Ya sé que no es cierto, pero él necesita con los recortes de prensa sustentar el expediente que piden en los EEUU”. Caso 2: “Licenciada por favor envíeme el artículo que publicó sobre el caso de corrupción X, porque no tengo los soportes y necesito meter eso para que me den categoría de asilada. Ya no se puede vivir en Venezuela. Con el artículo de prensa puedo argumentar que yo fui la fuente secreta y que mi vida está en peligro. Es que estamos buscando un futuro mejor”. Caso 3: “Usted como periodista me va entender, porque todo lo que invertí lo perdimos, así que nos vamos. Nos vinimos a Miami y queremos quedarnos. ¿Puede publicar que a mi esposo le hicieron llamadas, nos allanaron la casa y lo golpearon por hablar mal del gobierno? Le agradezco que nos ayude con eso, porque en Venezuela hay mucha corrupción e inmoralidad”. Y para perla adicional un colega periodista confiesa que él se quedó en los EEUU diciendo que como reportero de televisión sufrió la embestida de grupos relacionados al gobierno, que lo obligaron a huir del país. Cada una de esas personas pretende empezar vida en otro país sobre una base inmoral y corrupta, denunciando a un gobierno por inmoral y corrupto. Juzgue usted, mi estimado lector.
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