Hasta hace relativamente pocos años, cualquier venezolano podía ir a cualquier establecimiento comercial, grande, pequeño o una simple bodega, a comprar un kilo de leche, valga decir, de cualquier marca. Podíamos quejarnos del precio, pero no de su disponibilidad.
Hoy no es así. No fue una guerra la que cambio nuestra forma de vida, tampoco la invasión de algún ejercito extranjero, aunque si quizá el que nuestra propia fuerza armada nacional sea quien se comporte como un ejercito de ocupación. Ahora, frente a cada local comercial, hay no uno, sino escuadrones completos de oficiales militares decidiendo quien come y quien no.
Todo comenzó con un aplauso detrás de cada grito del “comandante supremo y eterno” ordenándose “exprópiese”. Vendiendo la idea que las empresas víctimas de tales atropellos serían traspasadas a los trabajadores y al pueblo, pero terminaban en manos de un militar extraído de su corte personal de adulantes. Las expropiaciones trajeron la improductividad, la escasez y la “necesidad de controlar y administrar” las colas.
Allí tenemos la línea de desafortunados eventos que “justificaron” militarizar a un país. Para beneficiar a los mismos militares, que hoy bachaquean y trafican con comida, se enriquecen controlando mercados mayoristas y puertos, y que si no nos ponemos las pilas, pronto decidirán vía decreto de su marioneta presidencial que los militares serán ciudadanos de primera y los civiles de segunda.
Algunos han querido etiquetar esto que vivimos como comunismo, por más que los sátrapas se autocalifican de revolucionarios esto no tiene mucho que ver con ese otro mal. Esto es un gobierno militar, un gobierno pretoriano, que tomó la decisión de gobernar para la clase uniformada y en contra del mundo civil conformado por los otros 29 millones de personas. Esto es militarismo puro y duro, fascismo genérico y brutal. Para ese tipo de régimen solo hay una respuesta y la dio un viejo comunista venezolano, Gustavo Machado, “Los curas a la iglesia, los militares al cuartes y los civiles al poder”.
Menfri Paris.
@menfriparis37