Omar Ávila: Tanto nadar para morir en la orilla

Omar Ávila: Tanto nadar para morir en la orilla

 

thumbnailomaravilaA casi un mes de haber circulado la reseña noticiosa del “cucutazo le diera la vuelta al mundo y que este ayudara a visibilizar la crisis humanitaria venezolana al ver a miles de personas desesperadas corriendo hacia Colombia para comprar comida.

Merece la pena recordar que los mismos que cerraron la frontera hace casi un año para, según ellos resolver la escasez, hoy se ven forzados a abrirla para eso mismo. Y es que definitivamente la lista de acciones irresponsables contra nuestro pueblo, y de las que luego se retractan como si nada hubiera pasado, bastaría para construir un Museo del Caradurismo.





Hoy lamentablemente en esta Venezuela humillada, en la que vemos a los ciudadanos de rodillas llorando por comida gracias al modelo fracasado de un gobierno irresponsable, pudimos ver igual en esos días a los militares y policías colombianos ayudando a mujeres venezolanas a regresar, imágenes que contrastan con las que hace poco más de 11 meses vimos de guardias venezolanos expulsando de nuestro país a familias colombianas completas, incluyendo niños, ancianos y mascotas.

Sin lugar a dudas una de las tareas que nos tacará hacer en el próximo gobierno, será la de recuperar el orgullo de ser venezolano, el honor hoy mancillado de nuestra República y de las Fuerzas Armadas, así como la capacidad productiva y nuestra autoestima.

Bien sea socialismo del siglo XX o del siglo XXI, lo cierto es que sigue y seguirá siendo un fracaso. En el pasado se pudo ver cuando los cubanos escapaban de Cuba a Miami, de Corea del Norte a Corea del Sur, de Alemania Oriental a la Alemania Occidental y ahora está ocurriendo de Venezuela a Colombia o a cualquier otro destino.

Una frontera y dos modelos con realidades totalmente opuestas, en la que tenemos de un lado controles en la economía, desabastecimiento, expropiaciones, escasez, recesión, crisis y hambre, del otro lado una economía de mercado, respeto a la propiedad privada, producción y abastecimiento.

¿Cómo es posible que a ambos lados de la frontera, que no es más que una raya imaginaria, haya realidades tan distintas? Obviamente que esto no se debe a la raza, religión, al nivel educativo de la población, ni al clima, ni mucho menos a la capacidad de trabajo, ni a los empresarios; sino al modelo fracasado de controles en la economía y restricciones a la libertad, mejor conocido como socialismo del siglo XXI.

Vamos por un camino sumamente peligroso, en el cual de seguir así dentro de muy poco, veremos a Maduro aparte de los inservibles decretos de emergencia económica y estado de excepción, declarando ilegal a la inflación como lo hizo Mugabe en Zimbawe, justo antes de provocar la hiperinflación más brutal que se haya conocido “por ahora” en el mundo.

En fin, este gobierno imita los pasos que hicieron que estas naciones colapsaran, producto de un modelo de restricciones a la libertad y de controles en la economía, que incluye estos aumentos de salarios financiados con dinero inorgánico que se diluyen en la inflación que él mismo produce.

Un gobierno que no sabe qué hacer, y que en vez de dejarse ayudar, de guiar y rectificar, continua radicalizándose, agravando cada vez más crisis y profundizando con sus errores el poder adquisitivo de los venezolanos.

Por todo esto y más, y ante la falta de apoyo popular, es que este régimen no quiere ni revocatorio, ni elecciones regionales este año, ni el otro, en fin, decidieron no contarse y así lo han hecho saber sus principales voceros, incluyendo el CNE que quedó para bloquear y evitar cualquier evento electoral.

El pueblo en la calle, incluyendo cada vez a más chavistas, clama mayoritariamente por la salida de Nicolás Maduro y de todos estos gobernadores oficialistas para lograr el cambio constitucional, pacífico y democrático.

Omar A. Ávila H.
Diputado a la Asamblea Nacional