En 1987 American Airlines (AA) dejó de poner una aceituna –o más bien puso una menos– en las ensaladas que servía a bordo en cada uno de sus vuelos, con lo cual logró un ahorro de 40 mil dólares anuales por avión. Aerolatinnews.com
Esa medida, que parecía ser una insignificante y que ninguno de sus pasajeros notó al degustar la ensalada, permitió cumplir el objetivo de reducir costos y dio un ejemplo de austeridad al mundo de los negocios.
Los ejecutivos de otras compañías quedaron atónitos, pues no daban crédito a los resultados reportados por la aerolínea, la cual repitió su hazaña años más tarde, con otra medida que tuvo mejores resultados.
En 2007, AA reemplazó los pesados carritos transportadores de bebidas a bordo por otros, nueve kilos más livianos, lo que supuso una disminución de 190 kilos y en el consumo de combustible de sus aviones Boeing 777 y de 54 kilos en los MD80.
Los cálculos sobre el ahorro logrado por la aerolínea estadounidense en combustible fueron de 2.8 millones de dólares anuales, según diversas estimaciones realizadas por terceros.
Contada así, la experiencia de la compañía aérea parece ser una historia de decisiones fáciles y de acciones, cuyos resultados parecen más que obvios.
Sin embargo hoy, después de documentada y conocida esa anécdota, hay empresas que no saben cómo reducir costos y generar ahorros, lo que ha dado lugar al surgimiento de consultoras especializadas en la materia.
Ese es el caso de Expense Reduction Analyst (ERA), fundada en Londres en 1992, para ayudar a los dueños y directivos de otras empresas a encontrar ahorros gestionando de manera eficiente sus categorías de gasto y proveedores.
La consultora líder en el análisis y la reducción de gastos operativos encontró un amplio nicho de mercado entre la gran cantidad de empresas que necesitan disminuir costos pero no saben cómo hacerlo y necesitan ayuda.
Sylvia Perales, socio consultor de ERA, refiere que algunos de los inconvenientes más comunes por los que las empresas gastan más de lo necesario son porque tienen una caja chica, cuyos recursos utilizan para comprar lo que se les ocurra.
El problema, según la experta, es que muchas veces compran productos no permitidos, desde plumas fuente hasta clips de colores, que por lo regular son artículos innecesarios.
“Vemos también que los requisitos de documentación de estos gastos son inadecuados. Es decir, la mayor parte de las veces no se cuenta con una factura formal con las características fiscales que corresponden, ni tampoco tienen las aprobaciones requeridas para realizar otras adquisiciones.
“En algunas empresas hemos detectado también que se realizan compras de artículos no permitidos por los procesos regulados, entre los que hemos encontrado la compra de un detergente común cuando por el tipo de actividades, la empresa requiere de detergentes específicos”, dice…