A pesar de toda la situación por la que atraviesa Brasil hoy en día, desde el punto de vista económico, político y social; enfrentando una grave crisis, brotes de zika, altos índices de delincuencia, terrorismo entre otros, más la salida de Dilma Rousseff de la Presidencia, acusada de delitos varios contra el Estado, entre ellos la acusación central contra Rousseff en el Congreso que violó normas fiscales, maquillando el déficit presupuestal.
Pues pese a toda esta situación, la Nación Suramericana no se rindió y los Juegos Olímpicos 2016 se realizaron allí. Claro está, con la previa advertencia de las autoridades brasileras. Atletas de todo el mundo acudieron a la cita aun cuando no se les podía garantizar la seguridad, ni de ellos ni de sus bienes.
En todo el recinto se siente un ambiente, una energía de esperanza, de valentía y de orgullo inclusive en los nacionales, por haber logrado organizar el evento deportivo más importante del mundo. Durante semanas todo centrado en el tema, se puede respirar el reconocimiento mundial a ese esfuerzo organizativo y deportivo, casi titánico y a ese espíritu de lucha de los brasileros, así Rio 2016 se desarrolla ofreciendo a todos una justa olímpica impecable, en el marco de sus hermosas playas, su cultura y la naturaleza carioca.
Así las cosas: 10.500 deportistas arriban a Rio de Janeiro procedentes de 206 países, quienes esperan ver coronados allí sus sueños y el producto final de todos sus esfuerzos, de años de entrenamiento y dedicación a la práctica deportiva. Lo más relevante de estas Olimpiadas Rio 2016, y tras un montón de rumores fatídicos, es que vemos como el bien se impone sobre el mal, como se deja al descubierto una realidad que nos llena de aliento y deseos de seguir luchando, porque producto de ese esfuerzo y trabajo se obtiene una merecida recompensa, porque al final esa es la idea, ya que más allá del espíritu competitivo por destacarse y protagonizar, podemos ver la esencia de cada uno de estos atletas, de que están hechos, ellos ponen su alma y su corazón en lo que hacen, con pasión, pero también como tienen escrúpulos, son compañeros y se apoyan mutuamente, lo que los convierte en un ejemplo positivo a seguir.
Rio 2016 nos brinda historias de superación y talento impresionantes, muchas de las cuales vale la pena mencionar y destacar. Entre ellas, tenemos: En primer lugar la del atleta norteamericano Michael Phelps con 24 medallas de oro olímpicas en su haber, todo lo cual marca su historia, lo ha convertido en un héroe de la natación, oriundo de Baltimore, tuvo una infancia complicada, sufrió bulling, sus compañeros se burlaban de el por el tamaño de sus orejas y de sus brazos y el rechazo de su maestra en la infancia quien un día decretó “Nunca llegará a concentrarse en algo”.
La salida a toda esta agresión la encontró en la natación, se refugiaba en la piscina a pesar de sus miedos, para escapar igualmente de las peleas de sus padres, peleas que terminaron en divorcio. Su persistencia y tenacidad y el amor al deporte lo han convertido en un campeón mundial demostrándole al mundo entero que solo a través de la constancia y del esfuerzo personal se logran los objetivos en la vida, sin importar el qué dirán.
Seguimos con Usain St. Leo Bolt , quien se ha convertido en el corredor más rápido de la historia, 11 títulos mundiales y 8 olímpicos, nació en un pueblo pequeño, muy pobre de Jamaica, su padre llevaba una tienda local, donde no había agua, ni luz, a los 14 años descubre su potencial y se dedica al deporte, pero jamás olvido sus orígenes por lo que con su dinero ha llevado a su pueblo natal el alcantarillado la luz y el agua corriente amen de un centro comunitario, porque en su generosidad infinita comenta: “la fortuna puede ayudar a los que son menos afortunados porque la mayor parte de mi éxito es estar en posición de devolver”.
Anthony Erwin, de 35 años, del equipo de Estados Unidos, se convirtió en el nadador de más edad en ganar una medalla de oro en los 40 metros libres. Sufría grandes depresiones, al punto que intentó suicidarse con una sobredosis de tranquilizantes, tocó en una banda de rock y vendió su medalla de oro olímpica para donar el dinero a las víctimas del Tsunami 2004. Pero regresó y triunfo de nuevo después de 16 años de lucha incansable y amor al deporte, su vocación.
Otra historia de superación y talento es la de Simone Biles de 19 años, de padre y madre alcohólicos y drogadictos, ella y sus hermanos fueron rescatados por sus abuelos maternos, comenzó a practicar gimnasia a los 6 años, su dura infancia de abandono, le permitió conformar una fuerza mental que la llevó a decidir convertirse en una gran gimnasta y ha puesto su esfuerzo en ello, así gana 3 títulos mundiales consecutivos.
En estas Olimpiadas participa un equipo muy especial y es el equipo de los Refugiados. Entre ellos vale la pena mencionar la historia de una atleta fenomenal, se trata de la nadadora Siria, Yusra Mardini, que reside en Berlín, se crió en Damasco, su casa fue destruida en la Guerra Civil Siria, ella y su hermana huyeron de Siria en agosto de 2015. Alcanzaron llegar a Turquía donde tomaron una embarcación junto a 18 refugiados más, el motor del bote colapsó y comenzaron a hundirse en el Mar Egeo, Mardini y dos personas más que sabían nadar saltaron de la embarcación y empujaron el bote más de 3 horas hasta Lesbos, así salvaron un montón de vidas humanas.
En relación a los Paralímpicos conmueve la historia de Marieke Vervoort, quien es campeona mundial de Triatlón 2008, con varios records piensa poner fin a su vida al culminar los paralímpicos en Rio, ya que cada vez le resulta más complejo combatir su enfermedad que le provoca deterioro físico y parálisis en sus piernas, así piensa en la eutanasia, una vez que cumpla su sueño de conquistar el oro en la justa olímpica de este año.
Finalmente y no menos importante, quiero destacar el esfuerzo y trabajo de nuestros atletas venezolanos en Rio 2016, la tenacidad de estos atletas dejan muy en alto el espíritu de lucha que tenemos los venezolanos, ese ímpetu que nos hace merecedores de muchos triunfos y que nos lleva a crecernos en las adversidades.
Nuestro pabellón nacional se enaltece con las actuaciones de cada atleta, porque sabemos lo que cuesta en este país llegar hasta allí, han sufrido la anarquía, el desorden y la falta de oportunidades, la desatención total y absoluta. Por eso merece destacar la actuación de Jessica López, séptima en barras asimétricas, Yulimar Rojas con su presea de plata en salto largo, criada en Puerto la Cruz en el seno de una familia humilde, descuidada de atenciones familiares, salió adelante, soñando y aspirando en convertirse en una grande del deporte mundial, convirtiéndose en la estrella que es hoy día. Para ellos todos, mi más profunda admiración y respeto.
Nosotros en Venezuela tenemos nuestra propia y particular justa olímpica y la responsabilidad personal e individual de generar los cambios que el país requiere, tomemos el ejemplo de estos atletas, un ejemplo de bondad de generosidad, de lucha infranqueable por alcanzar sus sueños para luego ayudar a otros, más allá de protagonismos, plenos de amor y esperanza, energía positiva y un espíritu competitivo limpio de maldades y egoísmos.
Sin lugar a dudas tenemos mucho que aprender de ellos porque pese a la dura situación que atravesamos en el país, el mensaje es que el ser humano se hace grande en las adversidades y que a veces las situaciones de crisis son oportunidades que se nos ponen en el camino para crecer, madurar y entender lo que el universo intenta transmitirnos, todo dentro de una atmosfera de humildad, generosidad y bondad infinita.
MARIA AUXILIADORA DUBUC
@mauxi1