Nunca antes habíamos estado tan urgidos de un cambio; de un nuevo gobierno, de una nueva oportunidad de crecimiento.
Han sido 17 años de horror, desamor y destrucción. Casi dos décadas de promesas, discurso y odio. No hay sector en Venezuela que escape del colapso económico generado por las malas políticas del chavismo. Sólo nuestra empresa petrolera, principal industria de exportación y sustento en el país ha reducido su producción diaria en un millón de barriles y ha dejado de percibir ingresos en divisas por la indetenible caída de los precios, ante la mirada inepta de la mal llamada “revolución”.
La realidad es que somos más pobres, que tenemos la inflación más alta del mundo y que las perspectivas económicas para el cierre de año no son para nada optimistas; y ante esto hay que actuar.
Nuestra gente ya no sabe qué hacer para sobrevivir a la crisis de alimentos. Se aleja la temporada de mango, y con ella el sustento de muchos ciudadanos a los que el sueldo mínimo no les alcanza para gastar 43 mil bolívares en productos básicos, sí es que los consiguen.
73 % de las familias en el país vive en pobreza, y solo 3 millones comen dos o menos veces al día. ¿Cómo se justifica esta tragedia?
¿Qué es lo que tiene que pasar para que los Poderes Públicos dejen de ser cómplices de tanta miseria?
Los venezolanos ya no aguantamos más esta crisis. Nuestros hijos han bajado de peso, muchos están desnutridos, y con falta de concentración por mala alimentación. Los pacientes con enfermedades crónicas, tratables, se han despedido antes de tiempo porque no tienen acceso al medicamento necesario para mantener y mejorar su calidad de vida. ¡Esto es inaguantable!
Y mientras el país se muere de hambre o por una medicina, el CNE se confabula con quienes de manera despiadada aniquilan lentamente a toda una nación. Ni hablar del Tribunal Supremo de Justicia y sus sentencias contra la Asamblea Nacional electa por mayoría el 6 de diciembre.
El panorama es claro. Mientras ellos quieren permanecer en el poder, chupándose el dinero del pueblo, quienes queremos progreso nos organizamos para poner fin al peor episodio de nuestra historia, a través de la movilización y del Revocatorio presidencial.
Desde la UNIDAD estamos comprometidos con Venezuela. No cesaremos en nuestra lucha hasta lograr un cambio de gobierno que nos permita vivir mejor y en paz. Por eso nos movilizaremos el próximo 1 de septiembre en la “Gran toma de Caracas”, para ratificarle a Nicolás Maduro que somos mayoría, y exigirle nuevamente a la señora Tibisay Lucena que anuncie la fecha de la recolección del 20% y el cronograma electoral completo de la consulta popular que terminará con este desgobierno.
80% de los venezolanos queremos un cambio de rumbo, y estamos seguros de que ni resguardado por instituciones inmorales como el TSJ y el CNE, Nicolás Maduro podrá evitar que lo revoquemos este año.
La salida está en la Constitución y en nuestras manos. Y hacia allá vamos.
¡UNIDOS somos invencibles!