Alison Habbal vive en Sídney, Australia, y tenía sólo 36 años cuando su médico le descubrió un tumor. Sabía que, junto con una buena porción de cabello, también perdería el pezón y quedaría con grandes cicatrices en el seno tras una lumpectomía.
Desde entonces y durante todo el año que padeció la enfermedad, Alison se dedicó a imaginar todo lo que haría al momento de su recuperación, lo que ella llamó el “renacimiento post-enfermedad”.
Pero la idea de que le reconstruyeran el pezón con cirugía plástica no le atraía: “No quería tener un pezón falso hecho con una pieza de carne. Entonces pensé que me pondría un tatuaje”.