Por Luis Eduardo Martínez
Animados por el mismo espíritu que impulsó a los padres fundadores de la república, un lejano 19 de Abril de 1810, centenares de miles de hombres y mujeres exigiremos en Caracas -y en cada rincón de Venezuela- más que la salida de un mal gobierno, el nacimiento de una nueva nación donde todos, sin excepción, tengamos lugar y oportunidades.
Necesario es que la solución a la sumatoria de crisis que azota a nuestro pueblo sea pronta y ello obliga a sustituir a quienes desde el gobierno se han empeñado en implementar y mantener un modelo caduco y fracasado que solo ha ocasionado empobrecimiento generalizado.
Una y otra vez en los barrios y caseríos que visito, ante vecinos de cualquier edad, hago la misma pregunta:
¿Alguna vez habían vivido una situación como la de hoy?
La respuesta es siempre la misma: Nunca.
Nunca antes el venezolano se había visto obligado a humillarse en colas interminables en procura de migajas para malcomer.
Nunca antes el venezolano se había enfrentado al drama de acompañar en agonía a alguien suyo por falta de medicamentos.
Nunca antes el venezolano se había sentido tan inseguro, tan amenazado por el hampa desbordada y nunca antes fueron tantos los asesinados, violados, secuestrados, robados.
Nunca antes el venezolano había trabajado para cobrar tan poco o en propiedad nada porque lo que hoy gana el común de nada sirve.
Nunca antes el venezolano había enfrentado racionamiento de electricidad, tal desmejora en los servicios públicos, deterioro en la calidad de su existencia como a la fecha sucede.
Nunca antes decenas de miles de jóvenes se habían marchado por no encontrar en la tierra que los vio nacer ocasión para su realización.
Nunca antes adultos y jóvenes, niños y niñas, habían pasado hambre.
Lo del 1° de Septiembre no es una marcha más.
Lo del 1° de Septiembre es una jornada cívica, pacífica, apegada a la legalidad democrática, con la cual reclamamos lo que es derecho constitucional: el revocatorio presidencial.
Lo del 1° de Septiembre será la expresión de un pueblo cansado del engaño de la burocracia oficialista que usufructúa el poder solo para su propio beneficio ignorando que la responsabilidad del gobernante es gestionar por el bien común.
Lo del 1° de Septiembre será también una demostración clara que la represión que ahora arrecia contra el liderazgo opositor, no nos amilana y por el contrario fortalece nuestra voluntad de lucha.
El traslado arbitrario del alcalde Ceballos, la persecución contra el alcalde Jiménez, las retenciones y allanamientos contra parlamentarios nacionales, las detenciones de jóvenes dirigentes, las alcabalas para impedir el paso a la ciudad capital, las amenazas de los colectivos, no nos detendrán.
El 1° de Septiembre estaremos en Caracas, al frente, sin miedo, construyendo un mejor mañana.
El 1° de Septiembre nacerá una nueva Venezuela, sin oprimidos ni opresores.
Luis Eduardo Martínez