Treinta ancianos han muerto en lo que va de año en un centro geriátrico de Mamera, aquí en Caracas, por la falta de alimentos y medicinas, publica Crónica Uno
“Ya perdí la cuenta de cuánto llevo aquí. Con lo dura que está la situación ahorita, aunque sea nos dan la comida, que es lo más importante”, comentó Omar Garrido, un señor de 70 años de edad que vive en el Ancianato “Madre Teresa de Calcuta” ubicado en Mamera. Si bien el acceso a ese centro de cuidados resulta algo intrincado, en él viven 120 abuelitos y abuelitas.
Garrido es un hombre de tez oscura y mide casi 1.80, pero es sumamente delgado, tanto que los huesos de su espalda se notan por encima de su franela. Aun así, es uno de los pocos ancianos que puede caminar y valerse por su cuenta mientras que, de los casi 80 adultos mayores que almorzaron esta tarde en el comedor del lugar, al menos 20 se transportaban en silla de ruedas debido a diversos tipos de discapacidades.
“Cuando comenzamos con este proyecto, aquí nos llegaba tanta comida que repartíamos a los otros cuatro geriátricos que pertenecen a la Fundación Buen Samaritano; ahora siempre intentamos garantizarles las tres comidas a los abuelos. No los hemos dejado ni un día sin comida, pero hay días en los que las raciones son más pequeñas”, se lamentó el coordinador del asilo, Baudilio Vega.
En ese ancianato, en lo que va de año han fallecido 30 personas senescentes, todas con un factor en común: presentaban bajo peso conforme a su edad. “No fallecieron explícitamente por desnutrición, pero era obvio que con el paso del tiempo perdían peso porque la escasez de alimentos nos tocó también a nosotros”, detalló Vega.
Él, junto con su esposa están a cargo del lugar desde el año 2001. Durante todo ese tiempo se han dedicado a cuidar a los abuelos los 365 días del año, pero asegura que la situación que enfrentan hoy en día no la habían vivido nunca.
Para contrarrestar la escasez de comida, cada mañana varios de los colaboradores que residen en el asilo organizan a los ancianos más “duritos” según su terminal de cédula para que puedan comprar comida el día que les corresponda. A las 4:00 am se montan en su carro y Vega los lleva a distintos supermercados de Caracas para que hagan la cola de la tercera edad y así poder adquirir lo que sea que estén vendiendo a fin de surtir de comida y otros enseres a la institución.
De parte de este centro para adultos mayores, Luis Francisco Cabezas, activista de la Organización No Gubernamental (ONG) Convite entregó un documento en el que detalla la situación de los derechos humanos de las personas de la tercera edad en Venezuela. El texto detalla que hasta el 15 de mayo, al menos 21 personas de este grupo etario fallecieron por diversas razones pero todas asociadas a la desnutrición y falta de medicamentos para su tratamiento.
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