El 1 de septiembre pudo haber sido una gesta heroica, cuyo resultado habría sido la salida de Maduro, pero la MUD manejó la marcha más grande de nuestra historia como un evento electoral más, como un simple paseo por las calles, y, absurdamente, desinfló la presión, mandando las multitudes a tocar cacerolas, tal como lo hizo Henrique Capriles cuando le robaron la presidencia.
Seamos realistas, el único resultado práctico de la “Toma de Caracas” fue el encarcelamiento de importantes dirigentes de Voluntad Popular, y su posible ilegalización como partido, por ser, según palabras del Ministro del Interior, una organización golpista controlada por el imperio norteamericano.
No me atrevo a afirmar que hubo un acuerdo entre el régimen y los factores colaboracionistas de la MUD para entregar la marcha y para desmantelar a Voluntad Popular; pero tampoco lo niego, porque los indicios son muchos.
Si Voluntad Popular no reacciona ahora mismo, Leopoldo López, Daniel Ceballos y Yon Goicochea, se pudrirán en las cárceles; mientras que David Smolansky, Lester Toledo, Delson Guarate y otros dirigentes, serán perseguidos ferozmente, hasta acabar con el partido.
La herramienta más efectiva que tiene Voluntad Popular para defenderse y para aprovechar el impacto de la marcha del 1S, es el Decreto Gramcko. La fracción parlamentaria de VP debe apoyar la propuesta de la diputada Melva Paredes y destituir a Maduro cuanto antes, por ser colombiano.
Toda Venezuela respalda la remoción de Maduro por el tema de la nacionalidad, excepto la MUD, por razones que nadie entiende. Si ustedes no pican adelante, será el fin de Voluntad Popular y la prisión para todos sus dirigentes. Ustedes están en peligro inminente. Venezuela también. Espero que así lo comprendan.