Desde tempranas horas del jueves, miles de venezolanos empezaron a congregarse para la “toma de Caracas”, una marcha que la oposición prevé masiva y que busca presionar por una fecha para celebrar un referéndum revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro, reseña Reuters.
Una multitud de opositores llegó a Caracas desde varios puntos del país buscando llenar tres vitales avenidas de la capital para pedirle al árbitro electoral diligencia en el proceso para cesar al mandatario, a quien señalan como el principal responsable de la aguda crisis que sufre el país petrolero.
“Vinimos por voluntad propia”, dijo Juan Carlos Gunda, indígena de la etnia Quiroa con el torso descubierto y un penacho en la cabeza, el mismo atuendo que usó durante su trayecto a pie, desde Puerto Ayacucho, a unos 800 kilómetros al sur de Caracas.
“Si nosotros pudimos llegar, los otros también pueden”, arengó Gunda rodeado de otros indígenas que entraron en la madrugada del miércoles a Caracas tras una semana de recorrido sorteando varios escollos de las fuerzas de seguridad.
La oposición espera más de 1 millón de seguidores en las tres principales avenidas de Caracas sobre casi 20 kilómetros. Sin embargo, desde principios del 2014, cuando hubo una ola de protestas antigubernamentales que dejó 43 muertos, no ha logrado organizar marchas multitudinarias.
En paralelo, en la mayoría de capitales de Latinoamérica, y algunas ciudades de Europa y Estados Unidos, también están convocadas manifestaciones de apoyo a la oposición venezolana.
“Golpe de Estado”
La oposición busca revocar el mandato de Maduro, que culmina a principios del 2019, por considerarlo el principal culpable de la crisis que tiene a miles haciendo enormes colas diarias en busca de alimentos y medicinas escasos, en medio de una inflación que no da tregua y una recesión económica de dos años.
La opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) acusa que el árbitro electoral está dilatando el procedimiento ya que, si se realiza después del 10 de enero de 2017 y Maduro es revocado, no se celebrarían nuevas elecciones y sería su vicepresidente el encargado de culminar el mandato.
A principios de mes, la presidenta del consejo electoral, Tibisay Lucena, dijo que la recolección de firmas que permitan convocar al revocatorio se llevaría a cabo a fines de octubre, lo que aleja la posibilidad de que la consulta se realice este año, pues organizar el referéndum tardaría al menos tres meses.
Maduro, por su parte, ha dicho en varias oportunidades que el revocatorio no se llevará a cabo este año y que tras la marcha del jueves sobrevendrá un golpe de Estado en su contra, como sucedió en el 2002 con el fallecido Hugo Chávez.
“La amenaza viene directamente del imperialismo norteamericano. Es una arremetida abusiva, la meta es recolonizar nuestros países”, dijo en la víspera.
“No nos van a derrotar. Aquí no se rinde nadie”, agregó tras convocar a sus partidarios a congregarse el jueves en las inmediaciones del palacio presidencial de Miraflores.
En las vías de acceso a Caracas y cerca a los siete puntos de concentración que dispuso la oposición, el Gobierno reforzó las medidas de seguridad con tanquetas y policías antimotines.
Además, la oposición denunció que en las últimas horas se detuvo a un puñado de sus dirigentes y que a algunos periodistas se les prohibió la entrada al país para reportar las manifestaciones.