El primero es el bufo. Aquí la cómica va desde la negación de la grandiosidad de la concentración hasta la revelación de golpes de Estado fantasiosos. Sin que se le moviera un músculo de la cara, José Vicente Rangel trazó la línea: no había más de 30.000 personas. Entrar a discutir sobre la cifra carece de sentido. Convierte al interlocutor en un lunático que gira en la misma esfera del negador. Si apenas se movilizaron unos cuantos miles de ciudadanos, ¿por qué los rojos no convocan el referendo revocatorio ya para terminar de liquidar la oposición? Su triunfo les garantizaría eternizarse en el poder. Así de fácil. Se nota la manipulación. Los golpes develados representan el otro lado caricaturescodel sainete. Según el guion,sectores radicalizados de la MUD intentaban derrocar al Gobierno sin la participación de los militares –¡verdadero milagro!-, con un fusil de alta precisión y unas cuantas municiones. El campamento desde el cual se incursionaría en Miraflores se encontraba a quinientos metros del palacio de gobierno.Semejantes majaderías las dijo el ministro Néstor Reverol sin ningún rubor, en rueda de prensa el viernes 2 de septiembre.
Este lado burlesco de la historia tiene un vértice trágico: la represión desaforada. La paranoia del régimen se ha traducido en una cacería contra dirigentes opositores.La jauría está formada por los miembros del Sebin y otros cuerpos de seguridad del Estado. La víctima preferida es la militancia de Voluntad Popular. A Daniel Ceballos, Yon Goicoechea y Léster Teledo, este último clandestino, se les ha aplicado ácido. Al grupo hay que añadir a Francisco Márquez y a Gabriel San Miguel, secuestrados desde hace varios meses. El objetivo consiste en pulverizar una joven organización con arraigo popular, cuyo fundador y líder emblemático, Leopoldo López, fue condenado a catorce años de prisión. La onda represiva alcanzó a dirigentes de otras organizaciones: Carlos Melo, Avanzada Progresista, y al editor de Reporte Confidencial, Braulio Jatar Alonso, a quien se le cobra el haber cumplido con su obligación de periodista: informar y mostrar con videos lo ocurrido en Villa Rosa, donde Nicolás Maduro fue acorralado por unas señoras armadas de cacerolas vacías, pues comida no se consigue en Margarita. El patético espectáculo brindado por el primer mandatario a pocos días de la Cumbre de los No Alineados, evidenció de nuevo la penosa condición de un gobernante despreciado por el pueblo ydesconectado de todo contacto con la realidad. Difícil va a resultarles a los gobernantes de los No Alineados tomarse una foto con un personaje tan desacreditado, que ni siquiera ha podido asumir la presidencia, meramente protocolar, de Mercosur.
El tercer plano de la respuesta se expresa en el uso de la Sala Constitucional del TSJ como ariete para demoler la Asamblea Nacional. Las últimas resoluciones del máximo tribunal se plantean derogar en los hechos al cuerpo legislativo y desconocer la soberanía popular, principio rector de la democracia. Los magistrados de la SC son unoscomisarios del PSUV. De sus siete integrantes, solo uno reúne las condiciones formales mínimas, no entro a considerar su probidad y honorabilidad, para integrar el organismo. La mayoría son exmilitantes del partido oficial que acompañaron a Hugo Chávez y a Nicolás Maduro en diferentes momentos de sus respectivos mandatos. Su compromiso no es con la magistratura, y mucho menos con la justicia, sino con el proyecto hegemónico puesto en movimiento el 2 de febrero de 1998, cuando Chávez llegó a Miraflores. Los juristas del terror conforman una de las dos piezas fundamentales sobre las que se asienta la dominación del régimen, a pesar de su ilegitimidad. El otro soporte reside en el Alto Mando.
A partir del desconocimiento de la autoridad de la Asamblea, es decir, de la soberanía popular, se ha abierto el camino para que se instale en Venezuela un régimen de facto. Una autocracia sin maquillaje. Conviene recordarles a sus cómplices que los tiempos cambiaron en América Latina y en la mayoría de los países del planeta. El modelo de Cuba es irrepetible Las dictaduras no se sostienen en el mundo interconectado de la globalización. Todavía en Chile y Argentina se condenan y castigan delitos cometidos hace más de cuatro décadas. Verdugos con toga: ahora la Historia no absuelve.
@trinomarquezc