El tema da para largo, pero lo fundamental fue resumido al final con frases sencillas y directas: el referéndum revocatorio no tiene dueño y nadie puede vender o hipotecar el principal objetivo de esta larga lucha. Esto no puede ser desvirtuado bajo ninguna circunstancia.
Vale la pena recordar que hace pocos días se produjo un revuelo en las redes sociales porque María Corina Machado lanzó un claro, valiente y rotundo tweet en el que afirmaba: “Conmigo no cuenten si se acuerda el referéndum revocatorio para 2017”.
Bien rápido los voraces adversarios que Machado tiene en algunos sectores de la oposición se lanzaron contra ella en una operación que si no era, parecía estar concertada. En vez de tomar como seria advertencia el mencionado tweet, se olvidaron del mensaje para fusilar el mensajero. Porque no es solo la mencionada dirigente la que exhorta a no caer en maniobras, sino otros muy importantes políticos que, sin querer queriendo, evidencian el peligro.
Henrique Capriles ha sostenido que “nadie tiene derecho de negociar ni decidir sobre el revocatorio, porque es un mecanismo que le pertenece a millones de venezolanos”.
Y el perseguido líder de Voluntad Popular y alcalde de El Hatillo, David Smolansky, ha dicho con todas sus letras que el ex presidente español Rodríguez Zapatero le propuso a Leopoldo López su libertad a cambio de aplazar el referéndum revocatorio a 2017, cuando se convertiría en un mecanismo de prolongación y, más grave aún, legitimación del régimen con una cara diferente pero con el mismo cachimbo.
Estas advertencias de líderes importantes no son hechas en el vacío. Hay tres elementos concurrentes en forma peligrosa para aplazar el revocatorio o impedirlo definitivamente: el gobierno de Maduro, ya sin fuerzas, quiere que, si es necesario el relevo, este se mantenga en familia o en manos militares; el segundo elemento es Rodríguez Zapatero, quien de manera cínica e indecorosa para un mediador quiere imponer la agenda de Maduro a la oposición; y por último, pero no por ello menos importante, hay individualidades de la oposición que usurpan representaciones que no tienen y comienzan a dejar caer, como si nadie se diera cuenta, que el referéndum revocatorio en 2017 no sería tan malo, abriendo así las puertas para que Maduro y su camarilla civil y militar impongan sus planes.
Es afortunada la prevención de María Corina cuando levanta la liebre del aplazamiento del revocatorio porque sería inaceptable que esto se negociara, manteniendo el sufrimiento de millones de venezolanos que claman por un cambio urgente y que no quieren que las estrategias particulares de los políticos, y menos de impresentables como Rodríguez Zapatero, prolonguen el calvario.