El repentino comunicado de la MUD, anunciando la reestructuración de la coordinación internacional de esa agrupación, que supone la virtual desinco
Desde hace muchos años, Timoteo Zambrano viene en un tejemaneje con el régimen: formó parte de la Mesa de Negociación y Acuerdos –2002 y 2003– en la que participaron representantes del gobierno de Chávez y de la Coordinadora Democrática; desde allí o antes viene prestándose a un juego de entendimiento con el chavismo. Es tal la confianza que el régimen tiene en Timoteo que este año lo autorizaron a visitar a los dos presos políticos más emblemáticos, Leopoldo López y Antonio Ledezma, a quienes mantienen aislados de cualquier visita nacional o extranjera –a excepción de Zapatero–, y a los dos les planteó que se sentaran a dialogar con Rodríguez Zapatero el día lunes 20 de junio, exactamente un día antes de que la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos comenzara a debatir la aplicación de la Carta Democrática Interamericana para Venezuela, con el propósito de neutralizarla. Fue un hecho sorprendente que Timoteo Zambrano visitara a López y Ledezma en nombre de Unasur y no de la MUD. ¡Sospechoso!
Timoteo Zambrano no es más que la punta del iceberg, porque es imposible que a “título personal” también haya logrado apartar del diálogo a una sólida agrupación de 25 ex presidentes de América Latina resteados con las banderas democráticas enarboladas por la oposición, y haya colocado como mediadores a tres expresidentes –Zapatero, Fernández y Torrijos– harto identificados con el castrochavismo, que trabajan para que Maduro y su combo no sean desalojados.
Es imposible que Timoteo actuara solo como agente independiente de la MUD, que lo dejaran correr y sea ahora, cuando la sangre llegó al río, que le dan su parao. La MUD pudo perfectamente exigir que el grupo de los mediadores fuera mixto, con Zapatero y Pastrana, por ejemplo, y no estuviéramos en esta ingrata sensación de que hay agentes que hacen vida en la MUD trajinando con la esperanza del pueblo.
Estas jugarretas han resultado grotescas, tanto como los guiños que hacen Jorge Rodríguez y Pedro Carreño al saludar con beneplácito a Timoteo por su rechazo al Mercosur, organismo que ha hecho un pronunciamiento contundente a favor de la democracia en Venezuela y que junto a la firme posición del secretario de la OEA ha sido uno de los apoyos internacionales más significativos de los últimos 17 años en el continente.
Parece mentira que casi 18 años de tragedia chavista no hayan servido para que la dirigencia política asuma esa mayoría de edad y actúe de manera clara y sin compromisos partidistas hacia el urgente regreso de la democracia. Por el contrario, ante un régimen absolutamente caído, quebrado y aislado internacionalmente, se prestaron a prolongar su agonía con unos encuentros secretos que han sido como cachetadas propinadas para sacudir la capacidad de indignación, expresada con total libertad a través de las redes, donde se demuestra que hay una sociedad vigilante y comprometida para cambiar un modelo político que solo ha significado ruina y desesperación.
Saldrá Timoteo y seguramente seguirá operando bajo las sombras de sus jefes políticos; pero la dirigencia quedará al descubierto.