El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, dijo este miércoles en la Asamblea General de la ONU que el acuerdo para terminar el conflicto armado de más de medio siglo con las FARC deja al mundo “con una guerra menos” y a América como una “zona de paz”.
AFP
“Hoy puedo decir, en este recinto histórico, que hemos cumplido a los colombianos y al mundo. En Colombia estamos pasando la página de la guerra para comenzar a escribir el capítulo de la paz”, dijo el mandatario ante el pleno de la Asamblea General.
“América –el inmenso continente americano, con todas sus islas, desde la Patagonia hasta Alaska– ¡es ahora una zona de paz!”, agregó Santos al presentarles a los líderes mundiales lo acordado con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas), la principal y más antigua guerrilla del país, tras casi cuatro años de negociaciones en Cuba.
“Ha terminado el último y más viejo conflicto armado del Hemisferio Occidental”, sostuvo Santos en un emotivo discurso que coincide con el Día Internacional de la Paz.
“Hay una guerra menos en el planeta”, añadió, en un comentario que genera un sentimiento de alivio en momentos en que los líderes mundiales se estancan en las frustrantes negociaciones para intentar detener la sangrienta guerra de Siria.
El acuerdo final se firmará el lunes en Cartagena y para entonces “comenzará la concentración de los miembros de la guerrilla en diversos campamentos, donde entregarán sus armas a las Naciones Unidas en un plazo de seis meses, e iniciarán su proceso de reincorporación a la sociedad”, sostuvo.
“Las armas se fundirán y se convertirán en tres monumentos a la paz: uno aquí, en Nueva York; otro en Cuba, la sede de los diálogos, y otro en Colombia”, indicó el presidente, quien desde que asumió su primer mandato en 2010 empezó acercamientos de paz con las FARC, alzadas en armas tras una sublevación campesina en 1964.
– Víctimas en centro del acuerdo –
El jefe de Estado dijo que el pacto final acordado el 24 de agosto en La Habana, que para entrar en vigor deberá ser aprobado por los colombianos en un plebiscito el 2 de octubre, en esencia establece que el grupo rebelde pasará a ser una organización política legal.
Explicó que el acuerdo tuvo “como principal característica” la “protección y garantía de los derechos de las víctimas: a la verdad, a la justicia, a la reparación y a la no repetición”.
Además, dijo que “es la primera vez en la historia de la resolución de conflictos armados en el mundo en que un gobierno y un grupo armado ilegal –a través de un acuerdo y no por imposiciones externas– pactan una justicia transicional para someterse a ella”.
“Los responsables de crímenes internacionales y otros delitos graves serán investigados, juzgados y sancionados”, advirtió.
El acuerdo también significará que la guerrilla abandonará el narcotráfico, una práctica que alimentó el conflicto. “Las FARC se comprometen a romper cualquier vínculo con esta actividad” y dejarán de proteger los cultivos ilícitos de coca, añadió.
Antes de su discurso en la Asamblea, Santos había entregado en una carpeta decorada con la bandera colombiana el acuerdo al Consejo de Seguridad de la ONU, cuyos 15 miembros lo recibieron con aplausos y de pie.
– Ban felicita a Colombia –
Por su parte, el jefe de la ONU, Ban Ki-moon, felicitó al gobierno colombiano “por su visión y determinación” al acabar con un enfrentamiento de 52 años. “La paz en Colombia da un mensaje muy poderoso al mundo”, añadió, poco antes de iniciar las tensas discusiones diplomáticas sobre la guerra siria.
El mensaje del secretario general se une a los discursos el martes de los gobernantes de Estados Unidos, Barack Obama, y Brasil, Michel Temer, que tuvieron palabras de apoyo por el fin del conflicto con las FARC.
En cinco décadas, el conflicto armado en Colombia ha dejado unos ocho millones de víctimas, incluidos 260.000 muertos en enfrentamientos de guerrilleros con paramilitares de derecha y agentes del Estado, pero también civiles asesinados en matanzas perpetradas por unos y otros.
En el país continúa operando el guevarista Ejército de Liberación Nacional (ELN), que en marzo llegó a un acuerdo para iniciar negociaciones formales con el gobierno, pero que no se han instalado porque esa guerrilla mantiene la práctica del secuestro.
Además del ELN, el segundo grupo insurgente, también actúan bandas criminales, algunas de origen paramilitar, que se dedican al narcotráfico y delitos como extorsión.