Comprar una bolsa de los Comité Locales de Abastecimiento y Produccion (CLAP) es una odisea humillante. En algunas oportunidades hay que rogar para que la vendan, en otras pedir prestado para comprar porque nunca se sabe cuando ni donde llegaran, así lo denunció Gladys Montenegro, coordinadora nacional de la Unión Nacional de Trabajadores (Unete), quien considera que este mecanismo se presta para la corrupción, discriminación e injusticia.
Nota de prensa
La sindicalista criticó que los CLAP no tienen una planificación adecuada y toma por sorpresa a los vecinos, quienes no siempre cuentan con el dinero necesario para pagar las bolsas de comida. “No existe una organización seria que diga con antelación la fecha y la hora donde las van a vender. La gente puede estar sin dinero disponible, estar trabajando, en una cita médica o en cualquier percance inesperado”.
Montenegro también denunció que las bolsas no traen la cantidad de alimentos que el Gobierno prometió. “Las bolsas deberían tener regularmente leche, caraotas, café, harina de maíz, arroz, pasta, aceite comestible, mantequilla, azúcar, harina de trigo, carne y pollo, pero no están llegando completas”. Ante esta situación le pidió al presidente Maduro “que nos devuelva el gozo y la costumbre que teníamos antes los venezolanos que era ir a comparar alimentos en familia, en el día y la hora que quisiéramos. Basta de fraccionar a las familiar, dividir a los vecinos y jugar con el estomago del pueblo”.
La representante de la Unete resaltó la lucha de poderes que hay entre los encargados de distribuir las bolsas de los CLAP y los consejos comunales. “Los CLAP son un fracaso porque han dividido a las comunidades. Esta responsabilidad la debe ejercer el Gobierno teniendo en su poder las estructuras físicas como son los Mercal, Pdval y Abasto Bicentenario para la venta de estos productos alimenticios, donde el pueblo pueda tener la satisfacción de escoger y comprar lo que necesite”, concluyó.