Doce víctimas fallecieron en Sifontes y cinco en Caroní: tres en el Hospital Dr. Raúl Leoni, en San Félix, y dos en el Uyapar, en Puerto Ordaz. Médicos del centro médico de Guaiparo denuncian que el Ministerio de Salud los obligó a mantener en silencio el brote de la enfermedad para no afectar la revolución. El Ministerio de Salud y el Instituto de Salud Pública ampliaron la jornada de vacunación en escuelas y centros de salud de la región para frenar una epidemia que había sido erradicada de Venezuela hace dos décadas, publica Correo del Caroní.
La orden de la coordinadora del Programa Ampliado de Inmunización del Ministerio del Poder Popular para la Salud, Marisol Escalona, fue tajante: “no se puede informar nada porque eso va contra la revolución”.
Lo dijo en una reunión en la mañana del jueves pasado ante un grupo de médicos de hospitales públicos del municipio Caroní, en la que también había representantes del Distrito Sanitario 2 y del Instituto de Salud Pública.
Su orden partía de una lógica: si lo que se dice ante el país a través de todos los medios que controla el gobierno es que si la cantidad de vacunas y jornadas de vacunación han aumentado, ¿cómo ocurre lo que pasa ahora en Bolívar?
Se refería a ese ruido que atemoriza al estado Bolívar desde hace una semana, a raíz de la publicación de un documento conjunto entre la Sociedad Venezolana de Salud Pública y la Red Defendamos la Epidemiología, en la que refieren a tres muertes con el cuadro clínico de la difteria. El detalle, el único detalle, es lo que el gobierno ocultó hasta ahora: desde abril, la enfermedad ha matado no a tres, sino a 17 niños.
Posibles causas
La reaparición de la difteria, según la teoría que sostienen médicos del hospital de Guaiparo, puede tener el punto de origen en Brasil: desde allí, a raíz de la movilización constante de venezolanos que van a comprar comida, pudo venir algún contagiado que, luego, se quedó en una mina de Sifontes. Una vez en ella, transmitió la enfermedad a algún niño. Y, a continuación, lo que se desencadenó.
“El Ministerio de Salud comenzó a sospechar en abril. Ya en junio había casos confirmados y en julio hicieron pruebas de reacción en cadena de polimerasa (PCR) para difteria a tres muertos de Tumeremo. Los tres dieron positivo. Todo fue porque iban a hacer el cerco epidemiológico en Sifontes y se toparon con eso, pero no dijeron nada para que no hubiera escándalo. Esto es meramente política: mal manejo por causas meramente políticas”, insisten.
Enfatizan en que las zonas mineras son de las más vulnerables por las faltas de control sanitario y por la imposibilidad de llevar jornadas médicas hasta ellas.
“El problema es que Sifontes es parte del Arco Minero y mucha gente entra y sale. Además, para esas zonas hay menos del 20 por ciento de cobertura para las vacunas de niños hasta los tres años. Por eso, los niños mueren ahora”, dice una de las voces médicas que, al igual que todas, prefirió el anonimato.
Los primeros casos provienen del kilómetro 88. Pero también en El Dorado y en San Antonio hay focos de contagio. En esos pueblos es donde ha habido muertos.
“Por eso no podemos seguir callados”, añade. Al respecto advierte que todos los adultos contagiados que acuden por trabajo a las zonas mineras y regresan a sus ciudades de origen para estar con sus familias no solo llevan dinero y comida: también, la enfermedad.
En emergencia
Con más precisión: las muertes de niños con difteria se distribuyen así: 12 en Sifontes y cinco en Caroní. En este municipio, tres fueron en el Hospital Dr. Raúl Leoni (San Félix) y dos en el Uyapar (Puerto Ordaz).
En el momento en el que se redactaba este trabajo, en la noche del martes, se confirmó el ingreso a terapia intensiva de una niña de Brisas del Sur. Su nombre: Daryervis Yanetzis Brazón Bastardo, de 6 años. Los médicos recomiendan desplegar un plan urgente de vacunación.
Ahondan en un detalle: sobre estas 17 muertes tienen certezas, pero en el hospital Ruiz y Páez, de Ciudad Bolívar, hay casos sospechosos que aún se mantienen soterrados por el silencio oficial.
Este martes, el mismo gobernador de Bolívar, Francisco Rangel Gómez, habló sobre la difteria como una realidad y ordenó la continuación del plan de vacunación (en este caso, de toxoide tetánico y diftérico), aunque una semana después de la denuncia de la Sociedad de Salud Pública.
El alcalde de Sifontes, Carlos Chancellor, también se refirió a trece casos confirmados en Sifontes. Los galenos de Guaiparo, por su parte, apuntan a más de cinco enfermos sospechosos. El número real de contagios sigue siendo un enigma, gracias al cerco informativo del Gobierno, que no solo impide el libre acceso a información pública como esta, sino que, con semejante bloqueo, pone en riesgo la salud del colectivo. Hoy, justamente el Día Mundial del Acceso a la Información Pública.
Las jornadas de vacunación continuarán esta semana tanto en las escuelas como en módulo asistenciales. Todo sea por atacar una enfermedad erradicada hace 24 años pero que, por omisiones y bloqueos informativos, además de fallas en los programas de salud, resucitó en el estado Bolívar: una resurrección que ha matado a 17 pequeños.