En verdad pocos depredadores causan en el mundo un tan marcado, profundo y temeroso respeto, como los caimanes o cocodrilos, mal llamados “seres de sangre fría”, son animales ectodermos que necesitan del calor del sol para regular su temperatura corporal y así mantenerla dentro de los niveles óptimos para su metabolismo.
Son reptiles que datan desde hace más de 200 millones de años, y por tanto seres que se arrastran, están armados de dientes enormes, sus ojos son pequeños e inexpresivos, de pupila vertical, que no dejan saber lo que piensan; pueden estar completamente quietos por horas, y un leve movimiento de una gacela, un venado o un chigüire a dos metros los hace explotar de actividad, desarrollando una velocidad tan prodigiosa que sorprende a cualquier incauto que se acerque demasiado.
Pocos saben, sin embargo, que Venezuela es uno de los cuatro países del mundo (junto a Brasil, Perú y Ecuador) que cuenta con mayor número de especies de cocodrílidos (orden Crocodylia), cinco especies (sólo otro país, Colombia, cuenta con más: seis). En todo el mundo existen 23 especies. En Venezuela existen tres especies de caimanes (familia Alligatoridae): la primera es la baba o caimán de anteojos (Caiman crocodylus) que posee dos formas o subespecies (C.c. crocodylus al este de los Andes, y C.c.fuscus, la babilla, en la Hoya del Lago de Maracaibo). Existen además dos especies más pequeñas y de hábitos más discretos, el babo morichalero, (Paleosuchus palpebrosus) y el babo negro (Paleosuchus trigonatus). Y por supuesto, los dos cocodrilos, el Llanero o del Orinoco (Crocodylus intermedius), y el de la Costa o Americano (Crocodylus acutus).
Sin duda es el más común de los saurios acorazados del Neotrópico, y sin duda una imagen familiar para quien viaje por el interior de Venezuela a través de los Llanos. Su estampa omnipresente en las orillas de esteros y lagunas lo convierte en un elemento paisajístico característico del Llano venezolano. La baba o caimán de anteojos (Caiman crocodylus) se distribuye a lo largo y ancho del país, exceptuando las zonas montañosas.
Existen dos subespecies, Caiman c. crocodylus, habitante de Llanos y al sur del Orinoco, y C. c. fuscus, la babilla de los zulianos, que habita la hoya del Lago de Maracaibo. Sus diferencias son básicamente en coloración (más pálido el primero, y más oscuro el segundo) y por el tamaño mayor del primero. De todas maneras hay autores que no considera válida esta diferenciación.
El caimán de anteojos es un depredador de peces, aves y pequeños mamíferos, que no entraña peligro alguno para el hombre. Más bien es tímido y escapa al menor acercamiento. No obstante, hay que tener en cuenta su fortaleza y evitar accidentes cuando se manejan o tener mucha prudencia cuando se esté en laguna o río llanero para evitar algún tropiezo con algún ejemplar de esta poderosa especie.
Cortesía de Revista Río Verde
Textos: Cesar Barrio-Amorós
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Fotografía: Alberto Blanco Dávila