El 1 de enero de 2008 comenzó a regir un nuevo cono monetario con la incorporación del bolívar fuerte. El propósito general de la reconversión (que le quitaba tres ceros a la moneda) adelantada por el Banco Central de Venezuela (BCV) y el Ejecutivo fue fortalecerla y reafirmar el objetivo de estabilidad de la economía, reseña El Tiempo.
Ocho años y nueve meses después, la situación general indica que tal fortaleza no se concretó, y que el bolívar perdió considerablemente su valor.
El economista José Ignacio Guarino explicó que la iniciativa del Gobierno surgió en ese momento “porque era más caro el papel moneda donde estaban los billetes que lo que representaba en sí mismo. Lamentablemente hoy está pasando exactamente lo mismo. Esa reconversión monetaria no vino acompañada de políticas fiscales, macroeconómicas y cambiarias que ayudaran a que la reconversión fortaleciera el cono monetario y ocurrió todo lo contrario”.
Aseguró que si bien es necesaria la actualización del conjunto de monedas circulantes actual, en principio se debe controlar las variables que promueven la inflación, de lo contrario las medidas serán ineficaces.
“Más allá de que pueda ser emitido un dinero nuevo con nuevas denominaciones de 500 o mil bolívares, el tema va más allá; y eso tiene que ver con la inflación. Estamos viviendo una inflación mensual de 20 a 30%, siendo conservadores. Ante ello, se puede sacar un billete de 500 bolívares mañana pero si seguimos con esta dinámica ya pasado mañana necesitaremos uno de tres mil”.
Luis Zambrano, economista y profesor de la Universidad Católica Andrés Bello, opina que “el problema de la desactualización del cono es producto de una acelerada inflación, no es ‘per se’ una causa inflacionaria es más bien un resultado. Si el proceso inflacionario sigue acelerándose el cono monetario tendrá poca vigencia como efecto inmediato”.