La respuesta de las FARC al resultado arrojado por el referéndum el día de ayer es digna de ser citada: “las FARC lamentan que el poder destructivo de quienes siembran odio y rencor haya influido en la opinión de los colombianos”. No diré nunca, porque es posible que ocurriera antes, pero sí diré que es la primera vez que me la tropiezo de modo tan frontal. Una frase pronunciada con el ánimo de aplicársela al adversario, que se ajusta como guante a la mano de quien la pronuncia.
Las FARC lamentan que el poder destructivo del odio y rencor sembrado durante más de medio siglo haya influido en la opinión de los colombianos. Tienen que lamentarla pues daban por descontado que con ofrecer ‘perdón’ cambiaban su ropaje de sembradores de minas antipersonales, a la de peregrinos que expían sus pecados en el camino de Santiago.
¿Podían esperar que fuera de otro modo? Se ha vuelto contra ellos. Es un boomerang. Esa siembra en nada difiere de la hecha por Castro, sus adversarios son gusanos, tal como lo fueron los judíos para Hitler, o escuálidos para Chávez. Solamente cuando se asume que la cacareada revolución es la entrada al paraíso y que quienes la resisten deben ser eliminados física y moralmente, puede pensarse que sin la más mínima expiación tienen derecho a acceder a un universo de prebendas por la sola promesa de que no van a seguir matando.
¿Quién les puede creer sin que la promesa haya sido precedida de la más mínima muestra del ‘propósito de enmienda’?Todo es para después. Después que nos den tierras para sembrar y curules en el parlamento, nos vamos a asimilar al modo democrático de acceder al poder al que consideramos ‘pequeño burgués’. La experiencia nos enseña que el modo a lo Castro no se repite. Ni siquiera se repitió con los sandinistas, que fueron derrotados por Julieta Chamorro.
Creemos que el método es el de Chávez, por algo se ofreció de mediador y se convirtió en ‘el nuevo mejor amigo’ con reforma constitucional incluida para establecer la reelección y acabar con ese otro prejuicio pequeño burgués de la ‘alternabilidad’. Nosotros no hemos hecho nada malo. Son los sembradores de odio que engañan al pueblo quienes influyeron a los colombianos para que votaran ‘no’.
Caracas, 3 de octubre de 2016