Publica usted un comunicado en el cual defiende el financiamiento que hace de los abogados defensores de los sobrinos de la señora Cilia Flores, quienes se encuentran enjuiciados en el estado de Nueva York acusados de narcotráfico, uno de los crímenes más viles que se puedan concebir.
Inicia usted su comunicado diciendo lo siguiente:
“Como empresario y ciudadano venezolano, tengo la obligación y la responsabilidad de coadyuvar al mantenimiento y continuidad de la constitucionalidad de mi país. He estado y estaré siempre dispuesto a responder ante cualquier circunstancia en la cual este valor pueda verse afectado y convertirse en un atentado contra la dignidad de mi Patria, defendiendo la integridad de sus ciudadanos, sus instituciones y del Presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela”.
Le hago las siguientes preguntas: ¿en que atenta contra la constitucionalidad y la dignidad de Venezuela el juicio que se le sigue a los sobrinos de la Sra. Flores? ¿Es que los acusados son símbolo de la constitución venezolana o de la dignidad de la patria? ¿Son ellos altos representantes de las instituciones venezolanas? Que todos sepamos son ciudadanos venezolanos acusados de un crimen en un país donde las leyes son generalmente respetadas. Si usted dice defender la constitucionalidad de Venezuela, por qué guarda silencio, peor, ¿por qué apoya las constantes violaciones del gobierno de Nicolás Maduro a esa constitucionalidad? ¿Por qué habla usted de esa acusación contra los sobrinos Flores como un atentado en contra la dignidad de la patria? Lo que constituye un verdadero atentado a la dignidad de la patria es que los familiares de la pareja “presidencial” venezolana sea vean envueltos en este despreciable crimen. ¿Por qué dice usted que este juicio atenta contra las instituciones venezolanas? En todo caso, el juicio atenta en contra del buen nombre de los jóvenes Flores y de la familia Maduro-Flores. Serían ellos quienes estarían atentando en contra de las instituciones venezolanas, comenzando por la institución presidencial.
Dice usted:
“Estoy profundamente orgulloso de ser VENEZOLANO y respondo, mientras esté a mi alcance, ante toda amenaza que pretenda dejar en entredicho a mi nación. ¡Eso no es un delito!, es, por el contrario, una obligación”.
¿Por qué dice usted que este juicio representa una amenaza en contra de la nación venezolana y la pone en entredicho? Ese juicio pone en entredicho la moral de los enjuiciados, no a la Nación venezolana. La Nación venezolana no es cómplice de los jóvenes acusados. Tiene una población de más de 30 millones de habitantes, unos buenos, otros malos. ¿Por qué tiene la Nación que verse en entredicho porque dos compatriotas son enjuiciados por un crimen? En un país donde mueren 24000 venezolanos de manera violenta todos los años hay mucho criminal suelto. Eso si pone en entredicho al régimen que ha permitido este desastre nacional. En entredicho está un régimen que promueve a indiciados por narcotraficantes a los más altos niveles de responsabilidad nacional (Caso Reverol).
Dice usted:
“Soy un hombre de principios inalienables y un defensor de los valores fundamentales, por ello, partir de la buena fe me hace pensar que toda persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario.”
Le pregunto: si sus principios son inalienables ¿por qué fue condenado usted por fraude en un juicio promovido en su contra por la empresa naviera rusa Novoship? Ese fraude fue cometido no solo en contra de la empresa rusa demandante sino en contra de la Nación venezolana, como se desprende del documento del juicio. Ver: http://infodio.com/040214/who/is/wilmer/ruperti . ¿No piensa usted que defender la integridad de las instituciones venezolanas debería comenzar por no actuar en perjuicio de la Nación?
Dice usted al final de su comunicado:
“Como ciudadano activo de este bello país, he decidido hacer frente a los costos derivados de la defensa que merecen estos ciudadanos y por tanto asumí el pago de servicio de sus Abogados; no con estoy comprando una decisión, las instituciones concluirán lo que tengan a bien, tan solo pongo a disponibilidad de mis compatriotas los medios de gestión necesarios para garantizarles derechos fundamentales y procurar que un juicio mediático y de intereses difusos no los perjudique, más aún cuando se refiere a tan delicado asunto”.
Suena muy noble y muy desinteresado eso de asumir la defensa de dos jóvenes venezolanos acusados de un horrible crimen en tierra extraña. Lo que no suena muy desinteresado es que estos jóvenes sean los sobrinos de la pareja “presidencial” venezolana, a quienes – por cierto – se les habían asignado defensores públicos, de manera que no estaban en estado de indefensión, como si sucede con los casi cien presos políticos que mantiene el régimen que usted defiende. No suena muy desinteresado que, por afortunada coincidencia, usted salga favorecido con un contrato de PDVSA para remover dos montañas de coque que tienen un valor de unos mil millones de dólares, por lo cual a usted le pagarán unos $138 millones, a pesar de su record como contratista juzgado y condenado a retribuir sumas de dinero ilegalmente obtenidas de sus clientes.
Su comunicado no aclara el triángulo Ruperti-Sobrinos-Régimen, Sr. Ruperti. Lo refuerza. Los venezolanos nos preguntamos: ¿Quién paga realmente la defensa de los sobrinos Flores? Si PDVSA le paga a usted y usted le paga a los abogados, pareciera que quien le paga a los abogados es PDVSA.