Las FARC-EP representan uno de los carteles del narcotráfico más importantes del mundo. Han dedicado casi 50 años al secuestro, asesinato y violación de colombianos sin reparo alguno. Desde hace algunos años, y como parte de la campaña presidencial del 2014, se inició un proceso de paz para acabar definitivamente el conflicto y sanar el terrible daño que le han hecho a los colombianos. Allí se abrió la posibilidad de darle a los colombianos un alivio a la violencia tan fuerte que vive este país.
Ante el plebiscito propuesto por el presidente Santos, los resultados arrojaron que por un escaso margen los colombianos no están de acuerdo con los términos alcanzados. La abstención fue la gran triunfadora, pero para un proceso que ha tenido tal trascendencia, el gobierno no logró convocar a los colombianos a hacerse parte de sus propuestas. La oposición, y especialmente, el presidente Álvaro Uribe cruzaron el país entero enseñando lo que significaría el triunfo del ‘sí’ en el plebiscito.
Lo primero que debemos destacar es que el Centro Democrático, partido fundado por el presidente Uribe, llevó un mensaje pedagógico, sin grandes eslóganes ni un presupuesto desmedido. Esta fuerza política ciertamente está marcada por su fundador, pero las declaraciones y acciones de todos los senadores, concejales, alcaldes y políticos en general demostraron un mensaje digno, coherente y con una postura contundente y muy clara.
Esta plataforma no es mayoritaria: tienen minoría de senadores y representantes en el Congreso y salieron derrotados en las últimas elecciones regionales. Su postura ideológica puede situarse en la centro-derecha y rechazan contundentemente el populismo de Santos y Maduro. Aún así, en unas elecciones más importantes que las presidenciales, lograron capitalizar la victoria del ‘no’ en el plebiscito.
No hace falta ser populista para conseguir el apoyo de la población, el Centro Democrático no lo fue y su gran victoria fue la coherencia en principios y propósitos. En Venezuela, no hace falta utilizar el legado de Chávez como excusa para el revocatorio porque además esa no es la justificación real para que un mecanismo como ése se dé; eso solo demuestra pobreza en los argumentos e incoherencia en las ideas. Además, una verdadera oposición no debería sentirse orgullosa con el legado de hambre, miseria, corrupción, violencia, división y mediocridad que dejó Chávez. Eso es demagogia, y sólo conlleva a la desesperanza y el conformismo.
No soy tan ingenuo como para pensar que ahora el Centro Democrático pasa a tener el apoyo absoluto de los colombianos, tan solo una minoría participó el domingo en las votaciones. Sin embargo, tanto Uribe como los líderes de otros partidos serán reconocidos en el diálogo con las FARC-EP y eso representa otras voces, otras posibilidades para que lo injustos que han sido los últimos 50 años no pasen desapercibidos.
Santos y las FARC-EP amenazaron al pueblo colombiano con que el triunfo del ‘no’ significaría la guerra. Muy parecido a los improperios de Maduro y Cabello diciendo que el fin del régimen chavista significará una escalada de la violencia. Estos intentos fracasaron, y los líderes del ‘no’ han demostrado que el proceso de paz debe continuar, pero deben renegociarse los puntos expresados en el documento. Hablarle a la gente con la verdad, no con lo que conviene momentáneamente, siempre tiene un valor que el tiempo sabe premiar.
La comunidad internacional aplaudió los acuerdos, consideraron que el ‘fin de la guerra había llegado’ y hasta un Premio Nobel esperaban para el presidente Santos. No siempre la comunidad internacional entiende qué es mejor para un país, a veces lo hunde y nunca llega a saberlo. En Venezuela, unos están convencidos que la activación de la Carta Interamericana y las giras por otros países van a lograr la caída del régimen chavista; nada puede estar más alejado de la realidad. “No lo tumba, Juan, pero hace presión”, me dicen algunos. La verdad sea dicha: no hace ninguna presión porque no ataca el verdadero problema.
Esto me lleva a la lección más importante de los resultados del plebiscito. Desde el principio, los líderes del ‘no’ entendieron el alcance, magnitud, causas y consecuencias del problema. Sabían que la ‘justicia transicional’ era una excusa para tapar los crímenes de la guerrilla, es decir, un peine bien administrado; sobre todo, entendían que esto es un problema regional, un plan bien orquestado con fuertes apoyos en el mundo y unas consecuencias geopolíticas que no podían obviarse.
No puede concretarse una solución a un problema que no se entiende. Y esto no es pedantería, tú no utilizas un destornillador cuando lo que necesitas es un martillo. Los jóvenes requerimos claridad absoluta de lo que adversamos, debemos conocer a fondo qué hay detrás del proyecto del Foro de Sao Paulo, qué implica un día más bajo el régimen chavista. Debemos comprometernos siempre a dar lo mejor de nosotros para comprender qué nos depara el futuro.
Plinio Apuleyo Mendoza, gran amigo de Vargas Llosa, respondió con un ‘no’ al artículo que les mencioné. Lo hizo de forma magistral, y no creo que se tratara de una ‘guerra del teclado’. Mucho menos perdió validez el artículo de Vargas Llosa porque él se encuentre en España y sea peruano. Capriles estaría impactado de ver cómo la derrota de su amigo Santos lo desmiente. En su discurso tras los resultados, Uribe agradeció a cientos de colombianos que opinaron, fortalecieron los argumentos, debatieron en miles de espacios, coadyuvaron a que se conociera detalladamente lo que implicaba el acuerdo, en fin, aunaron al debate democrático y plural.
Si no estás de acuerdo con lo que está ocurriendo, dilo. Si dices: “La MUD es terrible, pero es lo que hay”, defiéndelo. No hay práctica más democrática que debatir y llegar a conclusiones todos juntos; de manera que criticar de forma dogmática y poco decorosa a quienes tienen posturas es la mayor muestra de que el chavismo sigue allí por el silencio que conviene a quienes quieren un “Vota y cállate”, “Marcha y cállate”.
Colombia nos enseñó que formar ciudadanía, involucrar a las personas y explicar de manera detallada por qué debe seguirse tal o cual camino siempre te permite revisar el discurso, encontrarnos en el ágora natural y sobre todo hacer grande a un país.