El plebiscito efectuado en Colombia muestra, en primer término y de manera categórica, que en democracia la soberanía reposa en el ciudadano y obliga a que las instituciones cumplan con lo establecido en la Constitución y leyes vigentes. Además, el plebiscito colombiano muestra a las FARC (-) desplazadas al espacio geográfico de las tres lengüetas en el costado nor-sur –occidental venezolano como potencial amenaza militar para la seguridad de Venezuela. Deja igualmente claro que la posible paz para Colombia, no es necesariamente la paz para Venezuela, sino por el contrario crea un grave problema de seguridad militar e inestabilidad operacional en el espacio geopolítico limítrofe con Colombia.
El plebiscito de Colombia, al igual que el Referéndum Revocatorio, expresa la soberanía es potestad del ciudadano que decide, y que con su decisión en forma de participación contendiente, muestra -en el caso al régimen venezolano- su deseo de cambio político categórico, no obstante la inconstitucional decisión del CNE el 22 de septiembre. El CNE del régimen totalitario militarista, acobardado y en conocimiento del rechazo de más del 78% de los venezolanos, todavía se imagina que puede seguir dilatando el RR para que aferrado al poder, el régimen no se dé cuenta que el 6D, incluyendo el 1S con la gesta política democrática venezolana, Nicolás Maduro fue ya revocado.
El plebiscito colombiano más el desplazamiento de los Frentes 41 y 43 de las FARC (-) al costado nor-sur-occidental -específicamente a la región de las tres lengüetas- crea una amenaza localizada para un Estado precario, el venezolano. Es decir, un Estado que no cuenta con una institución capaz de ejercer autoridad como fuerza militar para el orden en el territorio venezolano. Un Estado precario que tampoco cuenta con un elemento militar para realizar las operaciones de enganche y destrucción de elementos armados, como consecuencia de la incapacidad operacional del Estado o frente una guerrilla combativa, expresión del cartel de cocaína más importante del mundo.
El plebiscito colombiano deja claro que la paz de Colombia no es la paz de Venezuela, sino por el contrario potencia una inseguridad militar e inseguridad pública con un compromiso en el espacio geopolítico de las tres lengüetas la seguridad de Venezuela, donde las FARC (-) en coordinación con las Fuerzas Bolivarianas de Liberación, amparadas por la revolución del régimen político, comenzarán a realizar operaciones en lo que se conoce como pueblos libres o pueblos disponibles. Todo ello creando impuestos, cobrando vacunas y ejerciendo presión y control sobre el libre tránsito y la educación, tal como hoy ocurre en el espacio del estado Táchira y parte del Zulia.
El plebiscito colombiano y sus resultados obligan a una nueva responsabilidad al liderazgo democrático venezolano. Nuevas responsabilidades porque deberá dar respuesta junto al RR a estas tres nuevas amenazas. El liderazgo democrático está obligado a profundizar sus conocimientos y acciones para monitorear a las FARC(-), que seguramente tienen definidas tareas sobre núcleos sociales, poblaciones y áreas de producción venezolanas en las tres lengüetas. El liderazgo democrático después del plebiscito en Colombia enfrenta una difícil tarea y complicada ejecutoria, por la relocación de las FARC (-) en el costado nor-sur-occidental.
El liderazgo político venezolano junto a la sociedad civil organizada está en presencia de una nueva realidad geopolítica. Nueva realidad geopolítica que le obliga a pensar de inmediato en las graves consecuencias que pudieran, inclusive, afectar la recolección del 20% los días 26. 27 y 28 de octubre. La precariedad de Estado del régimen, las acciones de las FARC(-) en las tres lengüetas y la presencia de nuevos actores en esa zona crítica del costado nor-sur-occidental, obligan a que el liderazgo se afane y afiance en la máxima organización de la sociedad civil para lograr el objetivo del 26, 27 y 28 de octubre.
El plebiscito, el desplazamiento de las FARC(-) y la convicción de que la paz en Colombia no es la paz en Venezuela, constituyen un nuevo toque de alerta para el liderazgo político democrático venezolano. Entenderlo politológicamente… significa incrementar con los operadores político-regionales la activación de la participación y el incremento de la decisión de participar, con el objeto de conseguir el retorno por la vía democrática -a lo que se ha convertido en una amenaza para Venezuela como lo es el régimen brutalmente déspota representado en el CNE- el inicio de un cambio político.
El régimen militarista que es usado por el régimen como partido político en armas, aupado por un cuerpo de Generales que ha dado la espalda a la historia y traicionan la Constitución y la República, están obligados a comprender hoy las graves amenazas a la seguridad militar como lo es el fortalecimiento de las FARC (-) en las tres lengüetas. A su vez, el liderazgo político-democrático tendrá que crecerse frente a este nuevo impacto en el ambiente político real, para construir una mayor vocación de participación en aras a motorizar el cambio político esperado.
Es auténtico,
Dr. José Machillanda
Director de CEPPRO
Caracas, 04/10/2016