La temporada decembrina luce “triste”, con hambre, pobreza, desempleo y desinversión. Así se advierte ante el impacto de la política del Gobierno de controlar 50 por ciento de la producción nacional para redistribuirla a los CLAP. Así lo reseña laverdad.com
Por Yasmín Ojeda
Y es que las familias no podrán acceder a los alimentos y bienes en las cadenas de supermercados y panaderías, dependerán de lo que venda el Ejecutivo, destaca Armando Urdaneta, economista. La redistribución es una decisión que “van a profundizar el contrabando, la reventa de productos” y será una espiral de consecuencias para la economía, ya maltratada por las restricciones de la divisas para la importación de materias primas.
Es una medida continuada contra la empresa privada “desestimulada” y el entierro de la producción nacional “mutilada” por 17 años de expropiaciones, intervenciones, confiscaciones y reversiones de empresas del sector privado al público, adelanta Carlos Dickson, presidente de Fedecámaras-Zulia.
Dentro del decreto de emergencia económica, el Gobierno afinó adquirir 50 por ciento de la producción agroindustrial para enviarla a los CLAP, plan que según Dickson está en marcha desde hace tiempo con la presencia de funcionarios en las plantas procesadoras, que llegaron en algunos casos a desviar la totalidad de los inventarios para jornadas de cielo abierto y los comités.
El peligro se genera aún más por cómo pagará el Gobierno esos inventarios si en el propio presupuesto nacional se cuenta el déficit para honrar los aumentos de salarios y demás compromisos obligatorios. Y el sector privado empresarial perdió 65 por ciento, desde 1997 al 2015, la capacidad de formación bruta de capital, que pasó de 22 a siete, y determinó un “declive” de la inversión.
Más desabastecimiento
Francisco Martínez, presidente de Fedecámaras, recalca que la insistencia del Gobierno de tener toda la producción aumentará el desabastecimiento en los anaqueles. “No da soluciones al consumidor venezolano” porque no será “suficiente y eficiente para la población”. Los Comités Locales de Abastecimiento y Producción “no son la solución estructural a los problemas” de las familias.
La limitación del derecho a comprar alimentos, es la cola de los riesgos a sentirse con mayor énfasis en la temporada decembrina por el aumento de la demanda, del consumo. Armando Urdaneta explica que la desaparición “cerrará puertas de comercios ante la imposibilidad de seguir distribuyendo lo poco que distribuye”.
Recomienda “ir a un cambio de modelo económico porque el problema es el modelo”. Reflotar la economía con una reestructuración de la fuente de ingresos de divisas: PDVSA, establecer una política económica contractiva hacia el gasto público y ordenar las cuentas, “menos gastos corriente y más hacia inversión”.