El heredero al trono de Tailandia, el príncipe Vajiralongkorn, recibe de su padre, el rey Bhumibol Adulyadej, muerto hoy, un legado difícil de superar: un reinado de los más largos y apreciados de la historia tailandesa.
El único hijo varón del rey Bhumibol y la reina Sirikit será tras su coronación Rama X o el décimo monarca de la dinastía Chakri.
Nació el 28 de julio de 1952 en el Palacio Dusit de Bangkok, cuando su progenitor llevaba seis años en el trono.
Cursó la educación primaria y secundaria en el centro Chitralada, en Bangkok, antes de ingresar en colegios privados en el Reino Unido y Australia.
En 1975, se graduó en la Real Academia Militar de Duntroon, en Canberra.
En 1987, obtuvo el título de Derecho en la universidad tailandesa de Sukhothai Thammathirat.
A los 20 años, fue nombrado príncipe heredero en una ceremonia en la que juró: “Seré leal y honesto con la nación y el pueblo, dedicaré todos mis esfuerzos y abnegación en cumplir mis responsabilidades con la prosperidad, felicidad y seguridad de Tailandia hasta mi muerte”.
En los años siguientes completó una solida formación militar con su integración en la Dirección de Inteligencia del Ejército, en 1975, y la Guardia Real.
Participó en programas de formación en Australia y Estado Unidos, y viajes de observación a Inglaterra, Bélgica, Alemania, Francia y Holanda que le adiestraron en tácticas especiales de guerra, paracaidismo, vuelo de aviones y helicópteros y uso de armas modernas.
En Tailandia, intervino en diversas operaciones militares, como las llevadas a cabo contra la insurgencia en el norte y noreste del país y las organizadas para proteger campamentos de refugiados camboyanos en Khao Lan, en la provincia de Trat.
La carrera militar elevó al príncipe heredero a los rangos de almirante en la Armada y general en los cuerpos de Aire y Tierra, al tiempo que desempeñó un papel notable en las Fuerzas Armadas durante años antes de asumir, tras el retiro, unas funciones más ceremoniales.
Su vocación por los aviones y sus más de 1.000 horas de vuelo en distintos tipos de aeronaves le valieron en título en las prensa tailandesa de “príncipe piloto”.
En 1987, ganó el concurso anual de operaciones aéreas que se celebró en la provincia de Lopburi.
En 1994, se convirtió en instructor de pilotos de aviones F-5 E/F, un prototipo de la familia de cazas de combate supersónicos ligeros diseñados y fabricados por Northrop en Estados Unidos.
El príncipe ha seguido los pasos de su padre en los programas sociales y desde su juventud le acompañó en las visitas a comunidades rurales para inaugurar o seguir proyectos reales destinados a mejorar la sanidad y el uso de los recursos naturales.
Bajo el patrocinio del heredero al trono se han abierto seis escuelas en áreas necesitadas y 21 hospitales denominados “Somdej Phra Yupparat”.
En 2007, Vajiralongkorn pilotó un avión comercial, un Boeing 737-400, de Bangkok a la norteña Chiang Mai con el propósito de recaudar donaciones para dotar de equipos médicos hospitales en las sureñas provincias de Pattani, Yala y Narathiwat.
En cuanto a su vida familiar, el príncipe se ha casado en tres ocasiones.
La primera fue 1977, con Soamsavali Kitiyakara, una prima por el lado materno que le dio una hija, Bajrakitiyabha, y de la que se divorciaría.
Luego mantuvo una sonada y larga relación con la actriz Yuvadhida Polpraserth, que acabó en boda en 1994 y separación en 1996, y de la que nacieron cuatro hijos, que residen en el extranjero, y una hija, Sirivannavari Nariratana.
La tercera boda se hizo pública en 2005, con la plebeya Srirasmi Suwadee, que le dio es mismo año un hijo, Dipangkorn Rasmijoti.
El matrimonio se disolvió en 2014, cuando estallo un escándalo que implicaba a la familia de la esposa con abusos y todos fueron desposeídos de los títulos. EFE