Mientras Deyna Castellanos mete goles extraordinariamente espléndidos, que bien desearía cualquier selección masculina de futbol conectar, se saca por la trampa 4 sustancias de prohibida circulación y consumo. Aun más, no entendemos como salen de cárceles venezolanos tantos presos, cuyas hojas de vida dan cuenta del “hombre nuevo” de alta peligrosidad.
Es la hermosa deportista haciendo goles, no bolichicos, ni saqueadores, ni narconepotes actuando bajo el amparo y complicidad rojitos.
Mientras algunos dirigentes políticos (hombres y mujeres), y familiares también vinculados a presos de la misma índole, han intentado donar insumos médicos y medicinas a hospitales que bien lo necesitan, en algunos caso con éxito, pues la barbarie impide a todo trance que ello ocurra, quizás por el temor a quedar aún más desnudos ante el mundo.
Miente descaradamente (otra vez) Aristóbulo Istúriz cuando afirma: “Maduro ha disminuido la pobreza”. No, señor, no sea cínico. A menos que este cretino se refiera a esa otra forma de “disminuir la pobreza“: la gente muere por falta de medicinas o comida; hay hambre, pues ni la basura alcanza. Se sabe que en Venezuela se pasa hambre y se sufre por la falta de medicamentos; en mi país se pare; la gente muere en colas; escasea la muerte natural.
Y no olvidemos esa forma desgraciada de “disminuir la pobreza“: morir víctima del hampa armada y desalmada, aun con impunidad garantizada.
Hoy Venezuela precisa de un cambio, una reforma del estado en que nos encontramos, y ello va ocurrir no solo con la disminución del chavismo, pues no bastaría, sino con su desaparición absoluta del mapa político venezolano. Eso es bueno en intenciones y legítimos anhelos, aunque el resto de los poderes públicos –que parecen privatizados- se empeñen en impedir todo esfuerzo, toda gestión, todo afán democrático en superar esta desgracia que encarna el chavismo.
Mientras los creyentes celebramos el nombramiento de un nuevo Cardenal y del Neo Superior de la Congregación General de la Compañía de Jesús y de la Iglesia católica, la peste gobernante en Venezuela no se guarda ni un insulto, al tiempo que un diputado con nombre de pañal, denuesta a los prelados invocando manidos recursos ofensivos, revelando así que no hay argumentos, no los ha habido ni los habrá nunca. El llamado “microfonazo” así lo demuestra.
La memoria es de los demócratas, del autócrata el olvido. También de los fanáticos, de los presos del odio y la venganza, cuya violencia arrastra todo esfuerzo por la convivencia en paz es el olvido, pretendiendo borrar la historia de un plumazo e imponer un pensamiento único, sea político o religioso.
Viene a cuento lo anterior –confieso ser profano en el tema- porque me ha llamado para mal la atención, que el Consejo Ejecutivo de la Agencia de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), decidió aprobar una resolución presentada por Palestina, en la que niega la conexión entre el judaísmo y la Explanada de las Mezquitas, el lugar más sagrado de Jerusalén, y lo considera un lugar de culto exclusivo del islam.
No es poca cosa, terrible es, y por este hecho Israel, ante la negación del vínculo de ese lugar con la religión judía, decidió suspender toda colaboración con la Unesco.
Por dicha, la directora general de la Unesco, Irina Bokova señaló en un comunicado que “el patrimonio de Jerusalén es indivisible y cada una de sus comunidades (judíos, musulmanes y cristianos) tiene derecho al reconocimiento explícito de su historia y del vínculo con la ciudad”. Resulta peligrosa esta pretensión fanática de negar, ocultar o querer borrar las tradiciones judía, cristiana o musulmana de ese lugar.
¿Qué dirá sobre esto nuestro embajador ante la UNESCO, aquel que dijo: “Chávez es el mejor poeta de Venezuela”? Que diga si esto es o no antisemitismo, y si dicha resolución busca o no borrar la conexión judía con los sitios sagrados del judaísmo.
Jesús Peñalver