Elías Gomez, dueño de una panadería ubicada en la calle Sucre de Puerto La Cruz, lamenta no poder seguir vendiendo café en su establecimiento, como durante muchos años lo ha hecho. Así lo reseña eltiempo.com.ve
Por Laura Pereira / Fabiola Rodríguez
“Lo que me queda es muy poco y no podré comprar más. El saco de 18 kilos me lo venden el doble de caro de lo que me costó hace dos meses”, aseguró.
José Millán, quien atiende una lunchería en el terminal terrestre de Puerto La Cruz, manifestó que desde hace dos semanas no expende café en su negocio.
“La gente opta por comprarle a los vendedores ambulantes, pero quienes prefieren un negrito bien cargado se quedaron sin café, porque solo se expende el guayoyo. Yo estaba comprando el artesanal, pero ahora lo ofrecen a 15 mil bolívares el kilo y así no puedo adquirirlo”, indicó.
En el municipio Bolívar, la escasez también se hace presente entre comerciantes y consumidores.
El precio del rubro ha obligado a los consumidores a adquirir el café en bolsitas por gramos, que pueden llegar a costar desde Bs 500 hasta 3 mil. Por su parte, los dueños de cafeterías pagan hasta Bs 15 mil por un kilogramo.
El comerciante Ramón Dubén indicó que el costo del producto más económico cuando se compra en las puertas de las haciendas de la zona rural de la entidad.
“Normalmente este café te lo venden en granos, queda de tu parte tostarlo y molerlo para luego venderlo”, dijo Dubén.
Sin embargo, no es tan fácil adquirirlo, ya que el trayecto para ir a comprarlo, según otro vendedor, es largo y tedioso.
“Tenemos que echarnos un viaje de hasta cinco horas para el sector Bergantín a fin de comprarlo a un menor precio, sin contar el trabajo que luego tenemos que hacer para venderlo”, manifestó Antonio Droz.
En los alrededores de la plaza San Felipe de Barcelona se escuchan las quejas de los usuarios, en medio de algunos comerciantes informales que ofrecen el rubro por bolsas pequeñas.
“El café no se consigue por ningún lado, hay que estar de aquí para allá buscando un poquito y al final toca comprar en cualquier huequito que se consiga una bolsita, bien cara, para poder hacer un guayoyito y matar las ganas de tomarse su cafecito”, indicó María Caraballo.