Quiero pensar que la dirigencia de la MUD ya ha analizado todos los escenarios posibles, y que no se ha planteado ninguna otra opción diferente a respaldar y defender la voluntad de cambio de la inmensa mayoría de la población venezolana, porque nos estamos jugando el futuro del país. En esa decisión está cifrada la esperanza de millones de ciudadanos, que esperan de sus líderes la coherencia, la fuerza y la valentía que requiere salvaguardar la democracia y los derechos ciudadanos.
El país no aguanta más, la situación es agobiante, la destrucción de la institucionalidad ha traspasado los límites, y a esto se le suma el discurso oficialista desmoralizante y desmovilizador que si no se enfrenta con firmeza, puede conseguir en una parte de la población campo abonado para su expansión.
La gran disyuntiva en la que tendremos que decidir es por una acción ciudadana, de calle, valiente, sin miedos, pacifica pero fuerte, que sirva para mantener una postura coherente con los principios y valores de la democracia o apostar por la continuidad de un camino meramente institucional y rezar para que el tiempo sea el perfecto. De cuál de las dos actitudes termine por imponerse dependerá el futuro del paìs.
@judithsukerman / judithsukerman@yahoo.com