La cosecha de café de este año tendrá una leve mejoría con respecto a la de 2015, pero eso no se traduce en que el país podrá autoabastecerse, indicó Vicente Pérez, caficultor y director ejecutivo de la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios (Fedeagro), en entrevista con El Mundo, Economía y Negocios.
Por Marian Martínez Perdomo
Venezuela necesita consumir 2.450.000 sacos de café, los cuales se denominan quintales (cada uno de 46 kilos), de acuerdo a cifras de un presidente que tuvo la Corporación Venezolana de Café, explicó Pérez.
Según datos de Fedeagro el año pasado se produjeron 450.000 quintales y estiman que en 2016, se puede llegar a los 600.000.
En promedio el país producía históricamente, en un año bueno, entre 1.500.000 y 1.800.000 quintales. “Para llegar a los 2.450.000 faltará demasiado. Todavía vamos a tener que importar”, dijo.
En los últimos años se reportó una fuerte caída en la producción del rubro que consideró se debe a los controles de precios.
Sin embargo, señaló que este problema de rentabilidad no es nuevo y viene de 1997, antes del Gobierno del fallecido presidente Hugo Chávez. Su agudización ha generado desmotivación en los caficultores.
Aunque en lo que va de 2016 se presentaron mejores condiciones, persisten algunas dificultades para el sector.
Enumeró que la cosecha de este año se vio afectada levemente por el verano intenso que se vivió, aunado a los casi tres años que se van a cumplir en los que la plaga llamada roya, que debilita la planta y la deja sin capacidad para producir, ha afectado los cultivos. Para combatirla solicitan la ejecución de un programa sanitario que han propuesto al Ejecutivo.
El mal estado de las vías por donde debe transportarse el rubro y el proceso “engorroso” que se da para la asignación de guías de movilización del Instituto Nacional de Salud Agrícola Integral (Insai) y ahora Sunagro, son otros de los elementos que influyen en la merma de la producción.
Sobre éstas últimas precisó que se prestan para el “matraqueo” de efectivos y autoridades. Además, el proceso de solicitud no está adecuado a la realidad de los productores pues muchos viven en zonas montañosas, donde no tienen acceso a internet para descargarlas. Es ahí cuando aparecen los intermediarios.
Pérez expresó que no piden que dejen de existir las guías, sino que su otorgamiento se haga de manera expedita y transparente. También deben dejar de solicitarlas dentro de zonas cafetaleras.
Del campo al anaquel
Aclaró que el café es un cultivo de largo plazo y es científicamente imposible que, como han dicho autoridades, se pueda cubrir todo el requerimiento con la cosecha nacional e incluso, exportar.
La cosecha se da una vez al año y empieza el 1 de octubre. El proceso se inicia con la siembra de la semilla en una bolsa (en la que espera seis o nueve meses) hasta que llegan las lluvias (abril o mayo) y se transplanta a la montaña. Se demoran unos tres años para dar café. De octubre a febrero es el período de mayor cosecha.
Para que el producto terminado llegue a los anaqueles se requiere mínimo un mes y medio.
Por esta razón, se prevé que para finales de noviembre y diciembre de este año, se normalice el suministro con cosecha nacional, “pero después volverá a caer”.
Estimó que la producción venezolana debe durar cuatro meses de consumo, hasta febrero de 2017, y entonces se hará necesaria la importación.
El precio del quintal se fijó en Gaceta Oficial el año pasado en Bs. 15.120. Hasta los momentos no se ha definido un nuevo costo, aunque Pérez señaló, que la normativa siempre tiene que estar lista antes del 1 de octubre.
La propuesta que hacen es que el quintal esté por encima de los Bs. 150.000 y que se proteja al consumidor con un café popular hecho con calidades intermedias (que sería el regulado y cuyo quintal tendría un costo alrededor de los Bs. 100.000) y se deje libre el precio de calidad superior.
Pérez dijo que sí han conversado con el ministro de Agricultura Productiva y Tierras.