Se habla de diálogo, pero todos sabemos que, aunque deseable, no es posible. Ellos lo han dicho: la revolución no se negocia. La treta de Zapatero y su grupo de ex presidentes y la Unasur del Samper han sido descubiertas en sus malas intenciones, abarcando o salpicando también al Vaticano que de buena fe se habría ofrecido mediar para encontrar el camino hacia la solución de la crisis que más que política ha tomado rasgos de una auténtica crisis “humanitaria” lo que autoriza la “intervención”, en su expresión sana, de la comunidad internacional, obligada a velar por la vida y la integridad física de las personas en el mundo.
Se habla de diálogo, de acuerdos, de reconciliación y de paz, pero no de justicia, la que tendrá que ser aplicada porque todo proceso de paz como el de Colombia con la FARC o el nuestro exige que los responsables de todos los actos criminales, de las violaciones de derechos humanos, de la corrupción y de la destrucción del Estado sean procesados y castigados dentro del marco de la ley.
El país, los venezolanos todos, exigimos respeto a la Constitución y el régimen se niega a ello. Las declaraciones del capitán golpista Diosdado Cabello a través de su show y con el “mazo de la violencia en la mano dando”, espectáculo mediocre en el que sólo le queda evocar la “memoria” del difunto golpista Hugo Chávez, para convencer a los pocos que quedan de su lado, de las “virtudes” de la revolución; y, por otra parte, las acciones del psiquiatra Jorge Rodríguez y de los jefes de las bandas paramilitares de Freddy Bernal, Jaua y el Alsiame, son simplemente patéticas. Ellas abren el camino a la Corte Penal Internacional. No hay dudas. Más temprano que tarde estos forajidos tendrán que rendir cuenta a la justicia y allí está la jurisdicción penal internacional, si los tribunales nacionales no lo llegasen a hacer en su oportunidad.
El Capitán golpista insiste en un peligroso llamado al odio y a la violencia. Un grito de guerra. Al responder al legitimo llamado de la dirigencia opositora a una huelga ciudadana general para hoy viernes 28 de octubre, en ejercicio de los derechos que nos confiere la Constitución de la República, el golpista Cabello, lleno de odio y violencia, propio del pran creado por el régimen y su sistema penitenciario, adelanta que “fábrica parada” será tomada por el pueblo y las fuerzas armadas, mirando, claro está, la empresa Polar, su objetivo de siempre.
El régimen, los Cabellos y Bernales, trata de crear miedo, pero no parecen percatarse que ya no lo hay. Todos los sectores del país, más del 85 por ciento de los venezolanos, está decidido a jugarse todo por la libertad y la democracia en este país. Ese si es el verdadero glorioso pueblo que ellos evocan con tanta frecuencia en sus discursos bélicos.
Lamentablemente, el malandraje aún en el poder no se da cuenta de esta realidad e insiste en llevar al país al barranco al que nunca pensamos que podríamos llegar. La violencia se asoma, la represión está allí, pero ellos y solo ellos, los Rodríguez Torres del 2014, serán los responsables de todo lo que suceda en la Venezuela del 2016.
Los venezolanos tenemos derecho a decidir nuestro destino y así lo haremos pues la libertad y nuestros derechos no se negocian, y así deben tomar nota los muy cuestionados ex pre$idente$ que acompañan el proceso revolucionario en su agonía.
Robert Carmona-Borjas