Al menos así quedó establecido el pasado viernes 28 de octubre, cuando la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en su afán de silenciar las denuncias sobre la doble nacionalidad del primer mandatario venezolano, dio a conocer una sentencia que señala que según pruebas “incontrovertibles” Nicolás Maduro nació en la parroquia La Candelaria del municipio Libertador de Caracas el 23 de noviembre de 1962, contradiciendo al propio Presidente que ante las dudas sobre su naturaleza ya había adelantado, en alguna de tantas cadenas de radio y televisión, que su madre lo había parido en Los Chaguaramos, también en la Capital.
Pero el dictamen no solo desmintió a Maduro, sino también a Tibisay Lucena y al Diputado Elías Jaua, quien en defensa del llamado “heredero de Miraflores”, habría asegurado en una entrevista que el Jefe de Estado nació en El Valle.
¿Quién dice la verdad? ¡Quedará para la historia!
La realidad, es que el fallo del Máximo Tribunal lejos de despejar las dudas, las aumenta. No es posible que algo tan transparente como un lugar de nacimiento se maneje con tanto misterio y contradicciones.
¿Dónde está la partida de nacimiento de este señor? ¿Cómo es que existen tantas mentiras sobre el origen de una persona? ¿Cuatro lugares diferentes?
Ciertamente estamos frente a una situación que no es normal, incluso violatoria de la Constitución; no en vano desde la oposición se ha insistido tanto en investigar la verdadera procedencia de quien en poco más de 2 años y medio ha lanzado por un voladero a nuestra amada Venezuela.
Solo quien no tiene sentido de pertenencia y amor por este país le haría tanto daño a su pueblo. Y ése no es más que Nicolás Maduro.
Que el Tribunal Supremo de Justicia venezolano se tome el tiempo para publicar una sentencia que aclare la nacionalidad del Presidente, solo confirma que el hombre que mueve los hilos desde el Palacio de Miraflores no nació en la misma tierra que Simón Bolívar; condición que de ser confirmada obligaría a Nicolás Maduro a abandonar de inmediato la Primera Magistratura.
¿Será ésa la razón por la cual hay tanto misterio sobre su nacimiento?
Ay señor Maduro. Lo veo envuelto en circunstancias difíciles. No solo por la incertidumbre sobre su nacimiento, sino por las altas posibilidades de que sea responsabilizado políticamente de la ruptura del hilo constitucional en el país. También por las diferentes posiciones de la comunidad internacional que evidentemente no están de acuerdo con las maneras como su gobierno está manejando la crisis política, económica y social en la nación; pero sobre todo, por el evidente cansancio del pueblo.
Como servidor público y luchador social, espero que ante el inicio de las reuniones exploratorias en nuestra Patria, los voceros del gobierno rectifiquen y atiendan el llamado del pueblo.
Queremos cambio de gobierno en 2016, libertad para los presos políticos, soberanía alimentaria, garantía de vida y salud para nuestra gente; que se restituya el hilo constitucional, que se respeten los derechos humanos y los electorales.
Queremos rescatar los principios y valores de la Venezuela que nos vio nacer. Salir a las calles y respirar aires de libertad; hablar sin miedo a que nos persigan, ir al supermercado sin poner una huella que fiscalice lo que compramos. Vivir en PROGRESO.
“Es difícil hacer justicia a quien nos ha ofendido”, decía Simón Bolívar. ¡Rectifiquen señores del gobierno!
¡Venezuela lo merece!