La oposición venezolana suspendió el martes el juicio político al gobernante Nicolás Maduro, depositando así un voto de confianza al proceso de diálogo auspiciado por el Vaticano, pero persisten las dudas sobre si el mandatario bolivariano está realmente dispuesto a negociar su salida del poder, publica El Nuevo Herald.
ANTONIO MARIA DELGADO
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El anuncio de suspender la sanción contra Maduro fue realizado el martes por el presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup, quien atribuyó la decisión a la petición del Vaticano y argumentó que el paso era necesario para que las conversaciones tengan alguna oportunidad de éxito.
“Se ha iniciado un proceso de diálogo que no es iniciativa ni de la oposición ni del gobierno. Es un requerimiento internacional, porque aquí hay una crisis grave y profunda, que es económica social y política”, dijo Ramos Allup poco antes de que la Asamblea votara a favor de suspender el juicio político.
“Si el Vaticano se ha movido a solicitar que partes en controversia deban sentarse a resolver pacíficamente los conflictos, no podemos negarnos a eso”, agregó.
La oposición venezolana también suspendió la marcha que había convocado el jueves hasta el Palacio Presidencial de Miraflores, en la que los manifestantes tenían previsto presentarle a Maduro la sanción en su contra que debía ser aprobada el martes por la Asamblea.
Esa marcha, que podría haber llevado a decenas de miles de opositores hasta el palacio de gobierno, generaba gran inquietud entre los integrantes del régimen, quienes no habían permitido que eso sucediera desde los eventos del 2002, que condujeron a la breve destitución del entonces presidente Hugo Chávez.
Luego de un primer encuentro el domingo, los representantes del régimen y de la oposición decidieron reunirse nuevamente el 11 de noviembre, una reunión que plantea una serie de discusiones políticas y económicas, pero cuyo verdadero tema central es la permanencia de Maduro en el poder.
Para Diego Moya-Ocampos, analista senior para América Latina de IHS Global Insight, el éxito o el fracaso del diálogo dependerá en si las partes logran ponerse de acuerdo para adelantar las elecciones.
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