El venezolano Miguel Montero bromeó por las circunstancias que rodearon su hit que produjo la carrera de la diferencia definitiva en la victoria en el séptimo juego que dio a los Cachorros de Chicago su primer campeonato de la Serie Mundial desde 1908, reseñó AP.
“No puedes llenar las bases para enfrentarme. Ahí están mis números”, dijo en broma y en serio el receptor, cuyo hit al bosque izquierdo puso a los Cachorros arriba por dos carreras en la parte alta del décimo inning.
Chicago acabó imponiéndose 8-7 ante los Indios de Cleveland, con Montero conformando con Mike Montgomery una inesperada batería para el último out.
Qué curiosa fue la postemporada de Montero. Fue titular en apenas dos partidos, ambos con Jake Arrieta como abridor. Pero produjo cinco carreras de descomunal importancia.
Su alusión sarcástica a que lo retasen con las bases llenas aludía al grand slam que disparó en el primer juego de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional, en la que los Cachorros eliminaron a los Dodgers de Los Ángeles.
Tomó 12 turnos durante todos los playoffs y solo conectó dos hits, pero que clase de hits.
“Para ser sincero, no tenía pensado que iba a jugar”, contó Montero, el tercer receptor que emplearon los Cachorros en el séptimo partido, ingresando en el noveno inning.
“Me pusieron en la situación más difícil posible, porque no los había enfrentado (a los Indios). Como receptor uno tiene un poquito de idea, pero no es lo mismo estar detrás del plato que en la banca”.
A Montero le tocó mantener firme a Aroldis Chapman, el cerrador cubano que en el octavo inning no pudo sostener una ventaja de tres carreras, permitiendo que el juego se empatase 6-6.
Chapman sacó en orden los tres outs con una estrategia de Montero de recurrir al slider y no a su formidable recta.
Y en el décimo se encargó de encarrillar a Carl Edwards Jr. y Montgomery, dos pitchers con una experiencia casi nula en cuanto a cerrar juegos.
“Todos estaban buscando su recta”, contó Montero. “Chapman estaba cansado. Ya lo habían visto tres, cuatro veces, y es humano, que se cansa”.
Con 33 años, Montero se encontró en los playoffs con una situación que golpeó su orgullo: relegado a la banca tras una temporada regular en la que bateó para .216, el porcentaje más bajo de su carrera.
En la Serie Mundial, el manager Joe Maddon se inclinó por Willson Contreras, un venezolano 24 años que se perfila como el titular a largo plazo. David Ross, un veterano de 39 años, es el cátcher personal de Jon Lester.
Para alguien con una trayectoria de 11 temporadas en las mayores, verse en un segundo plano dolió, aunque nunca dejó de arengar a sus compañeros.
“Yo creo que me sentí mal en toda esta Serie Mundial”, reflexionó Montero. “Yo creo que con toda la experiencia que tengo, y los pitchers han lanzado bien conmigo todo el año, y no darme una oportunidad por un juego. Pero tenía el presentimiento que se me iba a pegar algo en la Serie Mundial”.
Y ese fue el imparable ante Bryan Shaw, luego que Cleveland ordenó llenar las bases con un boleto intencional a Addison Russell.
“Tengo que darle todo el reconocimiento a Miggy”, manifestó Maddon. “Jugó con poca frecuencia (pero) tuvo ese gran batazo ante (Joe) Blanton y los Dodgers. Y respondió en grande otra vez. Siempre está preparado para rendir. Se merece mucho reconocimiento por lo que hizo, por la forma que manejó a los pitchers hasta ese último momento”.
Montero tuvo otra frase memorable para referirse a la cacareada maldición de la cabra Billy. “Nunca creí en eso. Y si existió, rompimos el hechizo”.
De vuelta en Chicago el jueves, el venezolano escribió en Twitter: “¿Gente, se acuerdan de mi promedio al bate en la temporada regular? A quien le importa”.