Para algunos el régimen se habría anotado un punto a su favor, al sentar a la Mesa de la Unidad en un diálogo que todos sabemos no nos llevará a ninguna parte. Para otros y comparto esa idea, el sentarse en la mesa para dialogar es un punto a favor de la oposición representada en la MUD y ello sencillamente porque con este “gesto” el bandidaje todavía en el poder, reconoce que estamos ante una crisis y que se requieren acuerdos y consensos para salir adelante.
Es claro que el “diálogo” que se busca establecer en estos primeros contactos no es el “diálogo” que los venezolanos queremos. El régimen busca un diálogo para oxigenarse sabiendo de antemano que nada saldrá de ese esfuerzo. La oposición acepta el reto sabiendo que no pasará de un saludo diplomático, pero a la vez consciente que la suspensión del diálogo la favorecerá pues ha mostrado de nuevo que no se va a sentar en una mesa para negociar los derechos que la Constitución de 1999 otorga a los venezolanos, tampoco las libertades.
La delegación de la oposición en el diálogo (salvo el impresentable y cuestionado Timoteo Zambrano, hombre de Zapatero y de José Vicente Rangel) representa los intereses de la oposición. No hay dudas y por eso, pese a las diferencias que pudiere haber, la apoyamos abiertamente.
El régimen busca oxigenarse para alargar su pesadilla y la de todos, sabiendo que será mañana o pasado o dos días después que tendrán que entregar lo que queda de país.
Los venezolanos no quieren ajustes económicos como lo plantean algunos irresponsables líderes de la oposición, como Eduardo Fernández y su hijo Pedro Pablo Fernández. Lo que queremos los venezolanos es un cambio de gobierno y un cambio de sistema que permita el ejercicio de todos los derechos civiles y políticos, sin restricciones, sin discriminación; y además todos los derechos económicos y sociales que nos ha despojado la revolución.
En la oposición algunos critican a la MUD. Es claro que no es “perfecta”. Su composición, la diversidad de pensamiento, no es una debilidad. Por el contrario, es una fortaleza que muestra el talante democrático de la Mesa democrática.
El régimen, tramposos por naturaleza, busca por todos los medios dividirla. Los ataques a Voluntad Popular, a Freddy Guevara, las referencias groseras en contra de algunos buscan dividir a la oposición, pero como lo han dicho muchos, Ramos Allup entre otros, no lo van a lograr. El país no espera otra cosa que unidad, en medio de esa diversidad y no van a car en el juego de los “estrategas” del régimen.
La MUD contra viento y marea, contra todo, contra un poder corrupto y represivo, ha logrado acumular un capital político que hace temblar y “negociar” a los revolucionarios. Más del 80 por ciento de los venezolanos está detrás del grupo opositor y así quedó evidenciado en las últimas manifestaciones públicas cuya importancia los pesuvistas no pueden negar. Esa fuerza se logró a pulso, con dedicación y eso hay que reconocerlo.
Se pueden hacer críticas, pero nunca destructivas. La MUD necesita el respaldo de todos. El objetivo común es: cambio de gobierno y sistema y reconciliación con justicia, (sí, con justicia como expresó en el pasado plebiscito el hermano pueblo colombiano), para recuperar la economía y la cohesión social que perversa y deliberadamente el grupo de fariseos e irresponsables hoy en el poder han destruido.
Hay que seguir adelante, en una mesa o fuera de ella, no importa. El diálogo es fundamental, pero no cualquier diálogo, como la paz es fundamental, pero no cualquier paz. Los venezolanos quieren salir de este horror que vivimos gracias a los golpistas que en 1992 pisotearon la Constitución y el orden democrático, lo que con tanto fervor defienden hoy.
Ojalá se abra un espacio de diálogo para negociar el revocatorio o las elecciones generales, la recomposición del Tribunal Supremo, el cambio de rectores del CNE, la designación del nuevo Defensor del Pueblo, Fiscal y Contralor, en fin, la renovación de las instituciones que los venezolanos esperan en estos momentos.
Después de los cambios, los acuerdos y los consensos para salir adelante y hacer de Venezuela un nuevo país, en donde impere el orden y el estado de derecho, en donde todos los venezolanos tengamos iguales oportunidades y en el que todos, sin ninguna distinción, seamos iguales ante la ley y el poder.
Ese momento está llegando, aunque ahora pareciera que quienes nos representan en la MUD habrían sido débiles. No, por el contrario. La oposición está cada vez más fortalecida como institución, por el respaldo del pueblo y por el reconocimiento de la comunidad internacional como fuerza democrática capaz de asumir la responsabilidad de gobernar hoy el país.
Robert Carmona-Borjas