Las escuelas de Nueva Delhi estaban cerradas este lunes y las obras de construcción paralizadas, debido a la contaminación que envuelve la capital india desde hace una semana y que supone un peligro para la salud pública.
Los niveles de contaminación batieron récords en estos últimos días debido a la quema de rastrojos en los campos de los alrededores, las emanaciones de vehículos y fábricas, todo ello combinado con la caída de las temperaturas.
El enfriamiento del aire hace que los agentes contaminantes no se disipen, sumiendo a Nueva Delhi bajo una nube asfixiante.
La calidad del aire empeoró en los últimos años, alcanzando niveles particularmente altos este otoño.
La embajada estadounidense, equipada de captores especializados, da cuenta desde hace varios días de niveles de contaminación peligrosos para el organismo, incluso para personas en buen estado de salud.
La legación registró el lunes por la mañana una tasa de partículas finas PM 2,5 -especialmente nocivas- de 778 microgramos por metro cúbico de aire, mientras que la Organización Mundial de la Salud recomienda una media diaria de 25 microgramos.
La contaminación golpea a todos los habitantes, ricos y pobres.
Manan Mahato, conductor de autorickshaw -una especie de taxi con tres ruedas-, dijo haber enviado a sus hijos a su aldea natal para proteger su salud.
“Vivir en Nueva Delhi se ha vuelto demasiado arriesgado a raíz de la contaminación”, explicó, cubriéndose la boca con un pañuelo.
El gobierno de Nueva Delhi anunció el domingo el cierre de las escuelas durante tres días, la paralización de las obras de construcción durante cinco, así como el cese temporal de la actividad de una importante central de carbón.
La directora ejecutiva del Centro de Ciencia y Medioambiente de Delhi, Anumita Roychowdhury, dijo que son medidas temporales “necesarias para hacer bajar los niveles de contaminación”, en lo que constituye una “situación de urgencia”:
“Pero desde luego esto no puede ser permanente, no se puede encerrar para siempre a la gente en el interior”, advirtió.
AFP