Tamara Suju Roa: Entrampados

Tamara Suju Roa: Entrampados

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El pasado domingo 30 de Octubre, los venezolanos amanecían con la esperanza puesta en las acciones anunciadas desde el parlamento, que había acordado abrir el proceso de destitución de Nicolás, por su responsabilidad penal y política en la ruptura del hilo constitucional, por no respetar los derechos y libertades del país y por abandono del cargo, así como el anuncio de movilización que el 3 de noviembre le llevaría la carta de despido a Miraflores. La comunidad internacional reaccionaba fuertemente ante la anulación del Referendo Revocatorio y la crisis política y social, y reclamaba al régimen venezolano reanudar el evento electoral, así como agilizar lo concerniente a la aplicación de la Carta Democrática Interamericana, impulsada por el Secretario General de la OEA, Luis Almagro.

Por primera vez se sentía que el clamor popular era encausado en acciones específicas y claras.





Ese día, el gobierno y el enviado del Vaticano habían convocado a los representantes de la MUD, para que asistieran a una primera reunión, que nos tuvo en ascuas hasta bien entrada la tarde, cuando finalmente acudieron representantes de 3 de los 4 partidos que integran el llamado G4 y Chuo Torrealba. La ausencia de Voluntad Popular, el partido del preso político Leopoldo López, fue bien explicada en sendo comunicado, parecido al publicado el día anterior donde 17 partidos y grupos políticos encabezados por Antonio Ledezma y María Corina Machado, dejaban claro que no habían condiciones, y que el régimen no había dado ninguna muestra de buena voluntad, para ir a sacarse la foto con un Maduro disfrazado de blanco y unas cámaras convenientemente puestas para retratar el momento, y así engañar a la opinión pública internacional con un supuesto inicio de algo que al día de hoy, todavía no existe.

Esa noche se establecieron 4 mesas de trabajo conocidas por todos, y según comentan los observadores de pasillo, no han producido ningún acuerdo o pre acuerdo, ya que el gobierno no acepta el cronograma electoral que la oposición exige, y además lo dice a viva voz, poniendo a sus voceros a declarar que el adelanto de las elecciones es inconstitucional, y que además, la oposición nunca volverá a sentarse en la silla de Miraflores.

Mientras tanto, la MUD ha dicho que el “diálogo” no es el único espacio de lucha, también ha hablado de la calle, pacífica pero contundente, de las instituciones ya liberadas por el voto del pueblo como es la Asamblea Nacional y la lucha en la comunidad internacional.

Ahora bien estimado lector, si hay algo que los venezolanos hemos aprendido a punta de sangre, sudor y lágrimas, es que enfrentamos a un régimen tiránico, que parecía finalmente quedar desnudo ante el mundo, no solo por las dantescas imágenes de ciudadanos comiendo basura y muriendo por falta de medicamentos, sino por cientos de heridos, torturados y varios muertos por el uso excesivo y criminal de la fuerza pública contra civiles desarmados, que exigían sus derechos.

Al parecer, lo que nos agarró fuera de base, fue la astucia de los asesores de Nicolás, es decir, Castro y su combo, quienes apoyados por Zapatero, UNASUR y empujado hasta por el mismo enviado del Departamento de Estado, Thomas Shannon, lograron bajar las aguas recias ese fin de semana, aprovechando que el enviado de la Santa Sede venia con la buena voluntad de ayudar. Entrampados pues, la MUD aceptó suspender la acción llevada a cabo en la Asamblea contra Nicolás, y postergar según sus propias palabras, la convocatoria de la marcha a Miraflores, con el fin de darle un voto de confianza a la farsa que montaba el régimen. No hacerlo significaba que todos los ojos que en esos momentos los observaban, dijeran que la oposición venezolana no quería darle la oportunidad al “dialogo” y que su agenda era el supuesto llamado a la calle, y a la supuesta “violencia” que ésta pudiera generar, discurso con el que nos han pretendido envolver, cuando son ellos, los del gobierno, los que fomentan día a día la violencia en Venezuela.

Es decir, no solo nos ensartaron en la trampa de entrada, sino que ahora, será muy difícil liberarse de ella, ya que como bien los hemos venido observando estos días por declaraciones de los propios protagonistas, si la oposición se levanta de la mesa, nos pondría ante los ojos de los observadores, como aquellos que no quieren o aceptan “dialogar”, achacándonos la intransigencia de ellos, de los únicos culpables de las calamidades que vive el pueblo venezolano.

Y es esto justamente lo que quería la tiranía de Nicolás. Lo que nos debe quedar claro, es que el régimen no quiere diálogo. Quiere un monólogo sin acatar la Ley buscando permanentemente quien le lava la cara y quien se acomoda a sus conveniencias. Sentarse en esas mesas a negociar derechos constitucionales, pasar la página del referendo revocatorio y no exigir de entrada la libertad de todos los presos políticos, fue una gran equivocación.

El asunto ahora es hablarle claro a los venezolanos y a quienes haciendo suya la causa por la democracia en Venezuela, se han remangado las camisas y han elevado su voz. Seguiremos entrampados ante un monólogo dilatador conveniente o terminaremos de una vez de asumir que somos mayoría, y que solo acorralando a los tiranos sin tregua, con acciones contundentes y mensajes claros y el acompañamiento de la comunidad internacional, lograremos provocar ese cambio, fundamentado en lo que manda nuestra Constitución Nacional. No hay nada que inventar, solo hay que hacerla cumplir.