El sociólogo e investigador de la UCV, coordinador del estudio que dio origen al libro “La voz de la diáspora venezolana”, invita a comprender el mundo de oportunidades que se abre para los que han optado por el exilio voluntario, y que significará en el futuro la mejor oportunidad para que nuestro país dé el salto a la modernidad.
Páez dice estar sorprendido con la capacidad de organización que ha encontrado entre las comunidades de venezolanos en el exterior. Dibuja, ante una pregunta, un gráfico más parecido a una meseta, para ilustrar que hay dos extremos donde se ubican venezolanos muy ricos y muy pobres, pero el grueso, son profesionales que han logrado un nivel de vida estable trabajando en distintos campos. El perfil del venezolano en el exterior se resume en “3E”: Emprendedor, empleado y estudiante.
Por Elvia Gómez ( @ElviaGomezR ) | lapatilla.com
Corrían los años del principio de la década y el sociólogo Tomás Páez, docente e investigador de la UCV, interrogaba en encuentros sociales a sus compatriotas venezolanos que venían de visita: “¿Y cuándo te regresas al país?”. Ahora, se ríe a carcajadas cuando describe, en términos muy coloquiales, la cara que ponían sus interlocutores y que escondía una respuesta cargada de insulto.
El interrogatorio, ampliado, lo continuó Páez ya residenciado en España.
“Cada vez que veía a venezolanos les hacía las mismas siete preguntas: ¿Por qué te viniste?, ¿Cómo te sientes?, ¿Qué añoras?…hice unas 30 entrevistas”. Con el tiempo, esa lista terminó siendo un cuestionario de más de 30 preguntas. El proyecto partió de una premisa: no hay “fuga de cerebros” sino “ganancia de capital”, la diferencia conceptual que puede significar el salto a la modernidad de Venezuela cuando la situación política cambie.
“Los médicos nuestros salen de la Concepción Palacios tan jovencitos y ya tienen más nacimientos que médicos en España, se han formado haciendo medicina. Los psicólogos nuestros no solamente se analizan sino que empiezan a practicar prestando servicios sociales y eso da experiencia que sólo se adquieren a partir del segundo año del post grado. Los ingenieros petroleros, que muchos tienen postgrado, doctorado y post doctorado, lo más importante es que se ha formado y ha trabajado en plantas. ¡Eso vale oro y se pierde en la interpretación!”, dice el sociólogo.
La inquietud de Páez, compartida con unos 60 colegas y ex alumnos residentes en España, dio cuerpo a “La voz de la diáspora venezolana”, un libro que busca visibilizar a ese contingente que, mayormente en los últimos tres lustros, ha abandonado el país, pero no renuncia a sus raíces y sueña con aportar a su mejor destino y desarrollo.
Así, el 100% de los encuestados para el estudio, afirma estar dispuesto a participar en la recuperación de Venezuela empleando para ellos las nuevas tecnologías de la comunicación y la información, que hacen innecesario el retorno físico al país. Páez había desarrollado su carrera con encuestas sobre la Pequeña y Mediana Industria y el Observatorio de la PYMEs, y ha sido tal el impacto que tuvieron las TIC en el resultado del estudio, que afirma que nunca más hará encuestas como las había hecho antes.
Tras una primer tiraje en Europa de 1.500 ejemplares, “La voz de la diáspora venezolana” está por salir en Caracas con su edición nacional, con un tiraje similar.
“Nosotros necesitábamos levantar una información que no existe. En el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) no hay información. La emigración es un fenómeno invisibilizado, por eso se llama ‘La Voz de la Diáspora’, porque queríamos darle voz a quienes el Gobierno se las quiere quitar”.
Páez recalca que hay fuera del país más de 1 millón 800 mil venezolanos, que representan el 7% del Registro Electoral, aunque apenas 100 mil están registrados para votar. Es una fuerza demográfica, a su parecer, subestimada por todos los sectores a los que debería interesarle.
“Estando en Francia, a Mechita (Vivas) y Chipilo (Juan Rafael Pulido) les dije: ‘Tenemos que hacer la investigación” que luego tomó cuerpo visualizando un mundo de oportunidades.
Estaban seguros de que no iban a conseguir ningún financiamiento y así optaron por ayudarse con Internet, que tuvo un efecto exponencial, luego de que un alumno de la Universidad Simón Bolívar decidiera colgar el cuestionario en Facebook. Una empresa española donó un software que permitió levantar la data recabada en tiempo récord.
“Este es un inmenso capital que está teniendo Venezuela. Tenemos gente que habla mandarín, sueco, noruego, finlandés, etíope, danés, flamenco, etc. Es una ganancia absoluta. Están aprendiendo nuevas formas de vender, nuevas formas de organizarse, es una relación con la diversidad muy grande. Se va viendo cómo los países resuelven los problemas, dirimen los conflictos, los debates políticos, cómo resolver los temas de salud, transporte público, educación (…) Tenemos a chamos venezolanos haciendo software en Silicon Valley. Aquí no podrían porque las computadoras no aguantarían”.
“Hice una presentación en la Cámara de Industria y Comercio y en Conindustria”, relata Tomás Páez sobre la agenda apretada que tiene en su estancia en Venezuela, donde para el momento de la entrevista ya ha visitado cuatro entidades haciendo sus presentaciones.
“Los empresarios, venezolanos y europeos, andan buscando pistas de aterrizaje (…) Esto es fundamental para la banca. Uno esperaría que ante esta información que hemos levantado nos dijeran: ¿Y dónde están los datos? Por ahí viene el negocio que será útil para la reconstrucción de Venezuela”.
Páez dice estar sorprendido con la capacidad de organización que ha encontrado entre las comunidades de venezolanos en el exterior. Dibuja, ante una pregunta, un gráfico más parecido a una meseta, para ilustrar que hay dos extremos donde se ubican venezolanos muy ricos y muy pobres, pero el grueso, son profesionales que han logrado un nivel de vida estable trabajando en distintos campos.
El perfil del venezolano en el exterior se resume en “3E”: Emprendedor, empleado y estudiante.
“La investigación nos da que el 40% tiene una maestría o un diplomado y 12% tiene doctorado y postdoctorado. El nivel de formación es elevado. El 20% de los que se han ido son emprendedores: crean empresa, riqueza, empleo y democracia donde van. El 65% de la gente es empleado. 14% son estudiantes”.
“En España tenemos 300 periodistas, allí creamos Venezuelan Press (…) Me senté en Frankfurt con organizaciones que están haciendo actividades para que los venezolanos que lleguen con problemas de trabajo puedan insertarse rápidamente y conseguirles habitación”.
Explica que el objetivo ahora es crear la plataforma de articulación de los venezolanos en el exterior, “de los estados 25, 26 y 27 con los 23 estados y el Distrito Capital”, dice sobre los principales enclaves: EEUU, Europa y América Latina. Así han ido levantando perfiles por países, donde los venezolanos, según sus especialidades, optan preferentemente por establecerse. “En Noruega hay muchos petroleros”.
“La distancia que tenemos de Caracas a Santa Elena de Uairén debe ser parecida a la que tenemos con Bogotá, y somos tan venezolanos los de Santa Elena como los de Bogotá, y además tenemos allá el centro de geología más importante de venezolanos, igual que tenemos geólogos salidos de la UCV que están en Texas. En Florida tenemos de todo, periodistas, canales de TV, periódicos”.
Algo que fue “construido a pulmón”, por el mismo “efecto bola de nieve” que permitió levantar cuestionarios en los cinco continentes en tiempo récord -gracias al Facebook, Skype y Facetime- ha tomado vuelo propio, y así como hay en San Sebastián (País Vasco, España) un programa radial que se llama “La diáspora habla”, el estudio sobre la emigración venezolana tiene en ciernes un proyecto de La Diáspora en radio y TV, así como el libro sobre La Diáspora Petrolera, que sigue los pasos –sobre la base del estudio hecho por Gente del Petróleo- a ese capital humano que Hugo Chávez despidió a punta de silbato, en un proceso sin precedentes en el mundo.
Con la Universidad de Carabobo y los gremios empresariales de esa región, está en preparación La Diáspora Carabobeña y un estudio similar sobre los egresados de la Universidad Central de Venezuela que están desarrollando sus conocimientos por todo el mundo.
“Un empresario en algún lado de Venezuela, con agregarle un poco de valor a lo que él produce, por España puede penetrar el mercado europeo. Puede asociarse con otro venezolano que esté en España, que sea baquiano, y que conoce a ese empresario venezolano y tiene una historia cultural común y está conociendo la nueva realidad española. Esa alianza permite internacionalizarse”.
Relata Páez que hay empresarios japoneses interesados en el cacao que se produce en las costas mirandinas, y aunque a esos acercamientos no se les vea fruto en lo inmediato, son relaciones que quedan establecidas para cuando las condiciones del país sean más propicias.
El investigador identifica oportunidades como la de la Unitec (La Universidad Tecnológica del Centro) que se instala en Miami directamente para ofrecer cursos.
“Veo lo que hace la gente de Telemedicina (UCV), con el doctor Héctor Arrechedera. Yo me reuní con ellos y les dije: con eso podemos hacer paquetes para ofrecerlos al exterior. Todo ese liderazgo intelectual que Venezuela tiene puede aprovecharse en doble dirección para hacer alianzas”, dice sobre la potencialidad que brindan las nuevas tecnologías, donde la educación a distancia es una opción barata.
Páez aclara, entre bromas, al cabo de una conversación de más de dos horas, que no quiere que el ego se le infle, por el enorme éxito que ha tenido la investigación que comenzó como simple curiosidad personal.
“Ya yo tenía lista la Plataforma de la Diáspora con gente de Francia, Inglaterra, Italia, teníamos el equipo global funcionando y teníamos una reunión con Ramón Guillermo Aveledo”, entonces secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática, quien fue factor decisivo para conseguir el dinero que permitió financiar la primera edición y, además, escribió el prólogo.
Originalmente, “La voz de la diáspora venezolana” tenía previsto sólo dos presentaciones, en Casa de América (Madrid) y en Maison de L’Amérique Latine (Paris). En la capital gala, coincidió con los atentados terroristas del día 13 de noviembre de 2015.
“El día 16 estaba yo en Columbia (NY), y hablé con José Moya, director del Instituto de Migraciones de Latinoamérica, quien me habló elogiosamente de la penetración de nuestro estudio. Leonardo Vivas, al saber que yo estaba en EEUU, me dijo: ‘Vamos a montarlo en el Centro Kennedy en Harvard y, así aparece la Universidad de las Américas en Washington (…) Y comenzó la gira del libro. Eso fue el efecto bola de nieve”, cuenta Tomás Páez, quien señala haberse “reunido con media humanidad”.
“Me he reunido en no menos de 25 ciudades del mundo Lisboa, Roma, Milán, Berlín, Colonia, Amsterdam, Frankfurt, Gran Canaria, Texas, etc– con no menos de 2.500 venezolanos organizados”, cuenta este profesor jubilado de la UCV. Relata cómo tiene que ingeniárselas para conseguir el dinero para los pasajes y el alojamiento, cuando no lo hace en casa de amigos y conocidos.
“¡Ahora quiero hacer un documental!”.