El papa Francisco ha querido dejar como legado de su Jubileo de la Misericordia, que concluyó el domingo, que los sacerdotes puedan absolver el pecado del aborto, algo que hasta ahora solo podían autorizar los obispos o el mismo pontífice.
Así se lee en la carta apostólica “Misericordia et misera”, el documento de conclusión del Jubileo extraordinario que fue publicado hoy y en el que el papa da las indicaciones para que los católicos continúen este tiempo de la misericordia, la reconciliación y el perdón.
El pontífice argentino había enviado durante el Año Santo a todos los rincones del mundo a los llamados “misioneros de la misericordia” para absolver todos los pecados, incluso los considerados más graves como el aborto y había autorizado a los sacerdotes a hacerlo sin tener que consultar con su obispo.
Ahora tanto los “misioneros” que seguirán viajando por el mundo como los sacerdotes podrán seguir haciéndolo.
Para Francisco “no existe ningún pecado que la misericordia de Dios no pueda alcanzar y destruir, allí donde encuentra un corazón arrepentido que pide reconciliarse con el Padre” y por tanto también los sacerdotes podrán absolver pecados graves.
“Para que ningún obstáculo se interponga entre la petición de reconciliación y el perdón de Dios, de ahora en adelante concedo a todos los sacerdotes, en razón de su ministerio, la facultad de absolver a quienes hayan procurado el pecado de aborto. Cuanto había concedido de modo limitado para el período jubilar, lo extiendo ahora en el tiempo, no obstante cualquier cosa en contrario”, escribe el pontífice en la misiva.
El presidente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización y coordinador del Jubileo, Rino Fisichella, explicó en la rueda de prensa de presentación del documento que la absolución será “de la mujer, del enfermero, del médico que sostiene la indicación. El pecado de aborto es global y por tanto el perdón del pecado de aborto es omnicomprensivo, toca a todos los que son parte de este pecado”.
Fisichella aseguró que no existe ningún tipo de “laxismo” en la decisión del papa, ya que como se puede leer en la carta, Francisco enfatiza “con fuerza” que “el aborto es un pecado grave, porque pone fin a una vida humana inocente”.
Jorge Bergoglio destaca además que “no existe ley ni precepto que pueda impedir a Dios volver a abrazar al hijo que regresa a él reconociendo que se ha equivocado, pero decidido a volver a comenzar desde el principio. Quedarse solamente en la ley equivale a hacer banal la fe y la misericordia divina”.
En esta carta en la que invita a renovar el tiempo de perdón, reconciliación y caridad con los más necesitados, Francisco también extiende otras disposiciones que había autorizado durante el Jubileo como la de la concesión de absolver los pecados a los sacerdotes de la Fraternidad de San Pío X, los llamados lefebvrianos.
Francisco justifica esta decisión “por el bien pastoral de estos fieles” y para que “se pueda recuperar con la ayuda de Dios, la plena comunión”, en lo que se entiende como una mano tendida a los seguidores del francés Marcel Lefebvre, que no reconocen las novedades introducidas en el Concilio Vaticano II, por lo que están fuera de la Iglesia desde 1988.
El papa también recuerda a los sacerdotes las diferentes situaciones familiares en la actualidad y les reitera que es su deber ayudar a todos.
Ante estas situaciones les insta a tener “un discernimiento espiritual atento, profundo y prudente para que cada uno, sin excluir a nadie, sin importar la situación que viva, pueda sentirse acogido concretamente por Dios, participar activamente en la vida de la comunidad y ser admitido en ese Pueblo de Dios”.
Clausurado el Jubileo, que comenzó el 8 de diciembre de 2015, Francisco afirmó que “es el momento de dejar paso a la fantasía de la misericordia para dar vida a tantas iniciativas nuevas”.
Invita a los católicos a seguir trabajando para que crezca “una cultura de la misericordia, basada en el redescubrimiento del encuentro con los demás: una cultura en la que ninguno mire al otro con indiferencia ni aparte la mirada cuando vea el sufrimiento de los hermanos”.
Otra herencia de este Jubileo será la institución de la celebración por parte de la Iglesia católica de una Jornada Mundial de los Pobres que será el XXXIII domingo del año.
Para Jorge Bergoglio esta jornada “será la preparación más adecuada para vivir la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, el cual se ha identificado con los pequeños y los pobres, y nos juzgará a partir de las obras de misericordia”. EFE