HOOVER, Alabama— Gustavo Díaz, un vendedor de tornillos en un local de Home Depot del centro de Alabama, es el enemigo público No. 1 del gobierno revolucionario de Venezuela, publica The Wall Street Journal.
Por ANATOLY KURMANAEV/The Wall Street Journal
En sus descansos para almorzar en su trabajo en la sección de ferretería, Díaz, de 60 años, hace más que nadie por fijar el precio de todo, desde el arroz a las aspirinas pasando por los autos, en su Venezuela natal, influyendo en la tasa de inflación y moviendo millones de dólares diarios en transacciones de divisas.
¿Cómo lo hace? Es el presidente de uno de los sitios web más populares e insurgentes de Venezuela, DolarToday.com, que ofrece un tipo de cambio de referencia utilizado por sus compatriotas para comprar y vender dólares en el mercado negro y burlar uno de los controles cambiarios más rígidos del mundo.
El presidente socialista Nicolás Maduro ha acusado a DolarToday de dirigir una “guerra económica” contra su asediado gobierno y prometió encarcelar a Díaz y a sus dos socios, otros expatriados venezolanos en Estados Unidos. El banco central venezolano interpuso dos veces una demanda contra el sitio web en tribunales estadounidenses, las que fueron desechadas por los jueces. El gobierno también ha recurrido a hackers para lanzar constantes ataques contra el sitio, dijo Díaz, forzándolo a utilizar sofisticadas defensas.
“DolarToday es una estrategia del Imperio para golpear la moneda y tumbar a Maduro”, dijo el vicepresidente Aristóbulo Istúriz a principios de este año, afirmando que el “Imperio” (EE.UU. para el gobierno venezolano) orquestaba el trabajo del sitio. “Quienes defienden al DolarToday son enemigos del pueblo”, acusó. El Departamento de Estado de EE.UU. se negó a comentar al respecto.
El presunto cerebro del complot usa una gorra de béisbol con el logo de la Universidad de Alabama. En su trabajo responde a las preguntas de los clientes sobre qué tipos de tornillos utilizar para colgar estantes.
Díaz, un coronel retirado del ejército que fue recibió entrenamiento militar en EE.UU., trató de derrocar al predecesor de Maduro, Hugo Chávez, participando en el fallido golpe de estado de 2002 en su contra. Pero Díaz, que fue subjefe de seguridad del empresario que brevemente tomó el poder en el fracasado derrocamiento de Chávez, dijo que sus días de conspiración habían terminado.
Ahora, aseveró, lucha por la libertad económica y por el acceso de los venezolanos a la información en un país que mantiene en secreto datos financieros y de otro tipo. Venezuela atraviesa una recesión que ha dificultado el acceso a suficiente alimento y medicinas para la mayoría de sus 30 millones de habitantes.
“Es irónico que con DolarToday en Alabama haga más daño al gobierno que lo hice como militar en Venezuela”, dijo Díaz, un hombre bajo de estatura y de voz suave con una melena gris.
En 2005 se mudó a Alabama, donde ya vivían un hermano y una hermana. Después de recibir asilo político se convirtió en ciudadano estadounidense.
En Hoover, un suburbio de Birmingham, vive con su esposa en una casa de dos dormitorios en un barrio de calles cubiertas por las hojas de arces y conduce un trajinado Toyota Corolla 2010 con un calendario de Home Depot pegado en la visera. Para pagar las cuentas, trabaja como traductor a tiempo parcial en un tribunal de la ciudad. Su hijo de 23 años comparte una casa con amigos.
En sus escasos días libres, se entretiene con los pasatiempos favoritos de su Venezuela natal: la familia y el béisbol. Todavía no se ha contagiado de la fiebre por los Crimson Tide, como se conoce al equipo de fútbol americano de la Universidad de Alabama, y en su lugar prefiere ver al equipo local de béisbol de las ligas menores, los Birmingham Barons: “Es lo mejor que puedes conseguir en Alabama”, señala.
Todos los días su esposa continúa haciéndole arepas para el desayuno.
Aunque cerca de US$ 15 millones cambian de manos diariamente en el mercado negro venezolano, Díaz dijo que su sitio web registrado en Delaware, que es de acceso libre, no genera muchos ingresos. Los tres socios fundadores de la empresa —Díaz, un agente de bienes raíces de Miami y un técnico de tecnología de supermercados de Seattle— facturan US$4.500 al mes por venta de publicidad y datos de navegación a Google de los cerca de 800.000 visitantes diarios únicos del sitio.
Durante sus descansos en Home Depot, Díaz se mete en el baño para revisar su BlackBerry, leer los últimos chismes sobre el gobierno venezolano que le mandan viejos amigos del ejército y de los medios de comunicación que siguen los expatriados, prometiendo siempre una inminente caída de Maduro. “Para mí, sigue siendo una apasionada lucha diaria contra el totalitarismo”, asegura Díaz.
El sitio de DolarToday comenzó como una cuenta de Twitter que registraba el tipo de cambio del mercado negro para el bolívar.
Los socios calculaban la tasa encuestando a casas de cambio en la ciudad fronteriza de Cúcuta, Colombia, el único país que acepta el bolívar, el cual ha perdido casi la totalidad de su valor. El gobierno ha controlado el valor oficial del bolívar desde 2003 y prohíbe la difusión de cálculos informales.
La página de Twitter de DolarToday superó rápidamente los dos millones de seguidores, generando así el sitio web, que complementa la publicación del tipo de cambio diario con cualquier otra noticia que haga que el gobierno se vea mal.
Los números del sitio muestran el colapso económico del país; su tasa, de alrededor de 2.000 bolívares por dólar, acumula una caída de 44% desde octubre. La tasa oficial, dependiendo del tipo de importación, varía entre 10 y 660 bolívares por dólar.
La cotización de DolarToday es una referencia para la mayoría de los importadores venezolanos que no pueden obtener divisas a través de los canales oficiales, dicen grupos empresariales nacionales. En el primer semestre, más de la mitad de las importaciones privadas de Venezuela se financiaron con dólares del mercado negro, según la consultora Ecoanalítica, de Caracas.
Una dermatóloga de Caracas cuenta que consulta a diario la tasa de DolarToday y que la usa para comprar a pacientes y conocidos los dólares que necesita para importar medicamentos y nuevos equipos. “Es un precio aceptado por todos, nunca hay necesidad de negociar”, afirmó. El gobierno venezolano y el banco central no respondieron a las solicitudes de comentarios.
Venezuela cerró la frontera con Colombia en 2015, sofocando así el intercambio de dólares y de todo otro tipo de productos y obligando a DolarToday a abandonar su antigua metodología. El sitio web ahora usa un programa de escaneo para agregar solicitudes de compra y venta de dólares publicadas por los venezolanos en las redes sociales. La tasa promedio se compara entonces con el precio ofrecido por las grandes casas de cambio clandestinas de Venezuela, que sirven a las multinacionales.
Algunos economistas venezolanos y operadores de divisas del mercado negro dicen que la muestra es demasiado pequeña y fácil de manipular. Los socios responden que es lo mejor que pueden hacer en un país que no ha publicado datos económicos oficiales durante casi dos años.
Últimamente, DolarToday ha tratado de desmentir rumores provenientes de Caracas de que el sitio fue vendido a un empresario pro-gobierno por millones. “Si lo hubiera vendido”, dijo Díaz, “estaría muy lejos en un Maserati, no conduciendo a Home Depot en un Corolla”.
—Kejal Vyas y
Mariana Martínez en Caracas contribuyeron a este artículo