Dime de que presumes y te diré de que adoleces, es una máxima que siempre he tenido como orientación, especialmente en el ámbito político donde hay que cuidar muy bien a quien se escoge como enemigo porque después terminamos pareciéndonos a ellos. No obstante, toda esta reflexión la traigo a colación a propósito de las constantes amenazas e insultos que profesa quien funge como presidente de la República, contra nuestro líder y presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup.
Utilizar las cadenas en el espacio todo público para insultar, amenazar, chantajear, descalificar y decir palabras obscenas, es una muestra real y palpable, del nivel de bajeza, de poca preparación intelectual y política de Nicolás Maduro Moros, quien en una manera equívoca de sacudirse la realidad que le retumba a diario en los oídos y que no puede taparse los ojos frente al desastre histórico que ha ocasionado, pretende colocar en sus oponentes, en este caso en la oposición venezolana, su gran responsabilidad.
Cuando Maduro salió a la palestra pública nacional como Presidente de la República impuesto por Hugo Chávez, fue que Venezuela supo quien era, porque su proceder tan gris y poco trascendente, siempre lo hizo invisible ante la atención de la gente, porque así mismo como es físicamente, fofo, grandulón, soez, asimismo, es su personalidad. Es decir, siempre pasó por desapercibido y fue un segundón más para la revolución, aunque se esmere en mentir y decir que él es uno de los grandes de este proceso destructivo. Su intelecto y su capacidad no le dan para eso.
Frente a su triste realidad y a sabiendas de que el mundo lo considera un Abdalá Bucarám más, toda esa ira y esos complejos, pretende revertirlos contra un líder, cuya trayectoria política y parlamentaria hablan por si sola, cuya moral, ética, rectitud y conocimientos, le dan un aval de credibilidad y respeto frente al país y frente a la comunidad internacional. La envidia y la obsesión de Maduro contra Henry Ramos Allup, ya raya en lo enfermiza, porque no puede ser que en un país con tantas calamidades y crisis, el vago de Miraflores en vez de ocuparse de por lo menos darle la cara al pueblo, se dedique en exclusividad a hurgar y a hablar de nuestro líder a todo momento.
Maduro ha acusado a Henry Ramos Allup de traidor, de falso, de conspirador, de misógino, pero el colmo de su desatino mental y cerebral, es amenazar a uno de los máximos dirigentes de la democracia venezolana, de insania, poniendo en duda su salud mental. Pues bien, quien carajo le dijo a este personaje triste de la política venezolana, que su palabra o su pensar tiene acierto o credibilidad, todo lo contrario, cada día queda demostrado que Maduro tiene una falla de fábrica en su cerebro, y lamentablemente su coeficiente intelectual no le da para más, sino para armar chismes pequeños y montar ollas chimbas, como por ejemplo que nació en la parroquia San Pedro y que se crió en los pasillos de la Universidad Central de Venezuela.
Sin duda alguna, el pueblo venezolano debe solicitar un examen psiquiátrico al presidente de la República, y comprobar si sufre de insania, porque todo indica que la manera tan inepta e incapaz como nos ha desgobernado, corresponde en primer lugar a un irresponsable, y en segundo lugar, a una persona que no tiene ni tendrá la fortalece intelectual ni moral para seguir conduciendo los destinos del país. Nicolás Maduro es bipolar, mitómano, falso, descarado, tiene doble personalidad, y en definitiva no está apto ni para administrar una bodega porque en pocos días la lleva a la quiebra, por corrupción y por ineficiencia.
Bernabé Gutiérrez
Secretario Nacional de Organización
Acción Democrática
@adbernabe