En el charco oficialista, muchos piensan que sobran motivos para celebrar, nadie niega el colorido y la emotividad propia de la época, pero vale la pena preguntarse si en Venezuela tenemos reales elementos para festejar, como si se tratase de un año glorioso, abundante, cuando la verdad es que no hay mística para una fiesta en exceso cuando solo en la capital en el transcurrir de este año, 5.301 caraqueños fallecieron por el hampa, en las manos de la violencia, hay otros decesos como consecuencia de una desacertada política de salud, ni una pastillita hay en el mercado y los hospitales en el foso sin insumos.
Eso contando, el descaro con el que violan sin el menor estupor las leyes de la República, el desacato impropio de estos vergonzosos gobernantes contra el deseo de los venezolanos en una sensata, legítima y respetable petición de sufragar por el bien común; mientras todo eso ocurre, al gobierno la idea de despilfarrar una escandalosa suma de dinero en un festival de música, les pareció simpática, su indiferencia es tal, que para ellos no sucede nada atípico, son ajenos en su totalidad a la verdad que patea el rostro y el espíritu cansado de los caraqueños; a mayor escala, Jorge Rodríguez, el Alcalde Ausente del municipio Libertador, denota en cada penoso proceder su desconocimiento atroz por las carencias de quienes conviven en un municipio abandonado, bajo el ala gris de la desidia.
Como puede él explicarle a los ciudadanos que merecen mejores servicios, que según su orate teoría es más importante invertir $2 millones en atracciones, incluso con envergadura internacional, a dotar como primordial inversión el suministro de alimentos, insumos médicos, medicinas, planes de seguridad y el mantenimiento de la ciudad que a todas luces, él como buen Ausente no se ha abocado, por la vagancia que resumen en buena parte una cuota enorme de su personalidad.
Esto nos lleva a suponer la ínfima intención de solventar lo antes posible el conflicto político, económico y social en el que deambulamos y como si no fuera suficiente, la guinda del pastel proviene de una estandarte comunista, la muerte del dictador Fidel Castro otrora maestro de la fuerza que se ejerce en manos de la represión y el autoritarismo, provocó la suspensión del Suena Caracas, ese, el festival absurdo, con esto relegaron una vez más el dolor de lo nuestro, no vale nada la cantidad de venezolanos que mueren a diario, a cada minuto por el erróneo desgobierno que ya no acumula ni un ápice de confianza, a Jorge Rodríguez hay que recordarle día tras día, que lo único que retumba en los humildes hogares de la ciudad son las balas, el hambre, el miedo y la incertidumbre.
Al cara dura de Jorge Rodríguez es preciso decirle de frente que su desfachatez e hipocresía, la cara cínica de un sinvergüenza como él, que finge con sonrisa irónica la algarabía de una falsa victoria, que entienda que lo preponderante en este instante, eso que suena a la voz unísona de los caraqueños, es la necesidad única de comida, exigen el cese por completo del hambre, exigen que de forma apremiante retorne la vieja Venezuela, por encima de los intereses personales de cualquier “mediador”.
Lo único que suena a todo pulmón en todo el territorio es en exterminio rotundo de una guerra propiciada por el egoísmo de perpetrarse en un poder sin sentido, lo fundamental es acabar con la miseria y la desesperación. Hay que repetirle incansablemente a ese Alcalde Ausente que su cargo le quedó grande, no abarca para irresponsables como él, ciegos, embriagados de locura por la permanencia irracional e inadmisible, sacrifican a diario a los caraqueños que con toda propiedad y definitiva razón están hechos para una dirigencia de altura.
Que resuene en Caracas la victoria de lucha que no se amilana, no se intimida y se agiganta ante incompetentes como Jorge Rodríguez, que se apague el estruendoso sonido de la desesperanza en cada caraqueño que hurga entre la basura el pan para mañana.
@RichardBlancoOf