La verdad es que a luz de los últimos acontecimiento resulta una burla sangrienta hablar en Venezuela de economía o de decisiones económicas, hemos visto como de la noche a la mañana se saca de circulación la mayor porción de dinero en manos del público en forma de billetes de Bs.100, dizque por que existe una conspiración nacional e internacional contra el régimen, esto dicho sin ninguna prueba. Es decir, “hay una acción siniestra de bandas criminales” y la respuesta del régimen no es ir contra las bandas criminales sino ir contra el país entero. Dejar en pleno diciembre sin efectivo a la población en el momento en que se alcanza la cota máxima del nivel de transacciones de compra-venta de bienes para combatir ilícitos criminales o conspiraciones políticas, esa si es original de la banda de los siete.
Es por ello que seguir hablando del modelo económico chavista o socialista en Venezuela es un disparate, En un país donde no existe dinero, no sólo porque el régimen cree que puede prescindir de él de un plumazo, sino porque el Bolívar no vale nada, nadie quiere bolívares y la demostración más contundentes es el huracán hiperinflación que se abate contra nuestra nación; donde no hay mercado, se extinguieron los derechos de propiedad, se confiscaron los derechos económicos de la ciudadanía, no hay Banco Central, pues sencillamente no existe economía. Lo que existe es una coexistencia arbitraria de operaciones mal llamadas económicas reguladas por medidas de fuerza.
No se puede hablar de modelo chavista de economía, el único que encontró una idea económica en el fárrago ideológico del galáctico es un tarifado español llamado Alfredo Serrano, que es un filibustero de la economía y que funge de asesor económico del régimen. La kakistocracia que nos desgobierna no tiene la menor idea de qué hacer con la economía venezolana, porque acosada por sus fantasmas, por sus miedos, por sus enfrentamientos interno se invento una guerra económica para perderla.
La gran hazaña de Chávez y el chavismo, y no es menor, fue acabar con una economía petrolera en el transcurso del mayor ciclo alcista de precios del petróleo, después de eso lo que se puede esperar es más y más destrucción. Lo que vive el país hoy no son meros errores de cálculos, o procesos de destrucción planificada para llevar la economía al mar de la felicidad cubana como una forma de imponer un modelo hegemónico de dominación política. No, ha esto hemos llegado por el agregado de acciones contingentes, arbitrarias, incoherentes de ignorancia económica y social, mucha, mucha, mucha corrupción como la vía para construir la permanencia eterna en el poder del zurdo.
El país entro en una ola de violencia por desesperación de la población frente al hambre, la incertidumbre que provoca día a día la acción demencial de un régimen atrapado en sus delirios, en sus enfrentamientos internos, que le importa un bledo la situación de la población del país; que quiere solucionar sus peleas internas subastando el país a los peores intereses transnacionales sin ninguna preocupación por el futuro actual de los ciudadanos y mucho menos por las futuras generaciones. Es absolutamente urgente encontrar una manera de salir de este régimen que se ha convertido en un tsunami de devastación material y espiritual de Venezuela.
Lo que podemos esperar los venezolanos es que la anomia del país se profundice de manera acelerada porque los procesos de escasez, inflación, desempleo e inseguridad se harán cada vez más insoportable. Esperemos que la dirigencia política opositora pueda reaccionar frente a esta avalancha de acontecimientos que se desata en plena fiestas navideñas, y pueda ofrecerle al país las soluciones que se espera de ella.
Pedro Vicente Castro Guillen
@perdovcastrog