La censura en los medios de comunicación, llenos con discursos centrados en la propaganda política, o comentar cosas obvias como el desempleo, el deterioro de la salud y la inflación, tienen a los venezolanos al borde de un abismo emocional.
Por Griselda Reyes
El trabajo social que vengo realizando desde hace años me permite tener una visión más certera del venezolano y entender que el fanatismo político alimenta la polarización absurda que ciega a muchos. Este “atraso social” no permite al individuo avanzar más allá de lo que otros le venden basados en sus intereses más egoístas.
Insólito, es que existan barrios que no permiten actividades deportivas, culturales o políticas, por el simple hecho de no pertenecer a un partido de la preferencia de la mayoría relativa. Sobran testimonios de familias que no tienen agua por meses, sufren apagones eléctricos o no consiguen alimentos, pero aún mantienen con cariño afiches del Presidente fallecido.
Del otro lado de la moneda en la clase media y alta; sólo es posible ingresar si se
tiene simpatía con las figuras emblemáticas de ciertos partidos de oposición.
Lamentablemente, el país es un gran ghetto que solo es dominado por pequeños grupos o pandillas de cuello blanco… o rojo. Tristemente en la oposición y en el oficialismo existe una ceguera y sordera razón por la cual los dos bandos no logran encausar el descontento nacional y menos aún implementar soluciones.
Mientras tanto, nuestros niños permanecen en el medio de este conflicto como víctimas inocentes de una guerra.
En conclusión ¿qué se puede hacer frente a esta realidad? Son infinitos los cambios que se tienen que producir, en lo político, en lo social, en lo económico, en lo moral. Sin embargo, antes lo primero: Reconozcamos que existe la polarización y que la misma afecta nuestras relaciones sociales y políticas.
Luego de identificar el problema hay que plantear estrategias para su bordaje: entender que ningún proyecto de país será posible excluyendo una parte de la población, es sinequanon llegar a un consenso a nivel nacional para avanzar como sociedad, como país y lograr la paz social.
Somos los seres más preocupados por el bien común los mayores responsables de exigir: En primer lugar respeto, compromiso, honestidad y unidad a nuestros líderes políticos para lograr la despolarización que tanto daño hace y darle paso a un entorno plural, democrático, inclusivo y respetuoso de las ideologías.
Atrevámonos en el 2017 a estrechar nuestras manos, a rescatar a Venezuela, a trabajar por la libertad y a cambiar el odio por el amor, logrando la tan anhelada reconciliación de los venezolanos. Pero, sobre todo… bajen el hacha de la guerra y trabajen… o dejen trabajar.
Feliz Navidad y un Año Nuevo mejor para todos…