Viajes largos en avión

Viajes largos en avión

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Los vuelos aéreos a largas distancias (duración mayor de tres horas) requieren más preparación que aquellos a cortas distancias, sobre todo si viajas al extranjero. Caribbeannewsdigital.com

La clave es la preparación, tanto para disfrutar de una experiencia de vuelo cómoda como para garantizar que llegues a tu destino en óptimas condiciones.

En relación con esto, los expertos recomiendan una serie de medidas, por ejemplo:

Los cambios de presión en las fases de despegue y aterrizaje pueden molestar a los oídos con sensaciones de taponamiento. Para evitar estas molestias hay que igualar la presión en el oído medio con medidas tan simples como sonarse la nariz con un pañuelo o masticar un chicle.

Es aconsejable no ingerir comidas flatulentas o pesadas desde el día anterior al viaje puesto que los cambios de presión pueden afectar también a nuestros gases intestinales, que tienden a expandirse y pueden causar molestias al viajero.

La humedad en los aviones es más baja de lo normal, entre un 10% y un 20%, lo que puede provocar una sensación de sequedad en la piel, las vías respiratorias y la córnea. Esta sensación disminuye si se evita el alcohol y el café al menos desde el día anterior al viaje, ya que estas sustancias tienen un efecto deshidratante. También se recomienda beber agua y zumos durante el vuelo e, incluso, usar una crema hidratante para nuestra piel.

El desfase de horario puede provocar cansancio y somnolencia diurna, más acusadas cuanto mayor es la diferencia horaria entre el origen y el destino. Para contrarrestar estos efectos no se puede hacer mucho, aunque los expertos recomiendan intentar adaptarse lo más rápidamente posible a los nuevos horarios, sobre todo si se va a permanecer mucho tiempo. Si sólo vamos a estar unos días, lo más aconsejable es que conservemos el horario de casa en la medida de lo posible.

Las turbulencias pueden provocar daños personales como alguna contusión de manera ocasional, aunque normalmente son detectadas por la tripulación con anterioridad para prevenir a los pasajeros. Si se respetan en estos casos las indicaciones de la tripulación, no tiene por qué ocurrirnos nada. Sobre todo, permanezca sentado el mayor tiempo posible y con el cinturón abrochado.

El tabaco está estrictamente prohibido en todos los vuelos, aunque algunas personas, por su especial dependencia, pueden sufrir crisis de ansiedad en largos trayectos al verse privados durante mucho tiempo. La recomendación en estos casos es consultar con el médico si debería llevar algún sustituto de la nicotina, como parches o chicles.

Por último, está el espacio, mucho más reducido del habitual y que, especialmente a algunas personas, puede provocarle hinchazón de pies y tobillos o problemas circulatorios. La recomendación general, sobre todo cuando vamos a estar mucho tiempo viajando, es llevar ropa amplia y transpirable que no nos apriete y permita la ventilación.

También hay que mover los pies y manos con cierta frecuencia mientras permanecemos sentados, como en rotaciones o flexiones leves que, aunque parezca que no, son importantes porque activan la circulación. Y, cuando pueda, si se levanta para ir al aseo, aproveche el camino para estirarse un poco, los brazos, la espalda, el cuello, etc.

Y si te mareas, evita los giros bruscos de la cabeza, en particular hacia un lado y hacia abajo. No se te ocurra volar en ayunas. La falta de azúcar en la sangre puede provocarte el mareo. Debes dormir lo suficiente antes de embarcarte. Si aun así te mareas, una buena manera de evitarlo es fijar la vista en el horizonte y respirar lentamente.

Como puedes ver, una buena preparación no sólo te ayudará a resistir, sino a disfrutar tu viaje sin ningún tipo de preocupación.

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