Un hospital oncológico que supuestamente está a punto de abrir en Venezuela, pero cuyas obras están paradas hace tiempo; un museo y un aula magna universitaria, prometidos en actos electorales, pero cuya construcción no ha pasado de unos pocos pilares y vigas; un importante cruce viario que iba a ser remodelado, según anunciaba un gran cartel, pero que, tras ser cerrado seis meses al tráfico, sigue en el mismo estado de siempre… Son obras que no han sido completadas o ni siquiera comenzadas, pero cuya cuantía ya ha sido pagada, de manera que el dinero ha ido a parar al bolsillo de autoridades e intermediarios, reseñó el diario español ABC.
«Hay mucho dirigente chavista que se queda los reales de las obras. Hay una corrupción enorme», afirma Lester Toledo, diputado opositor regional del estado Zulia, que centra sus acusaciones en aquello que él mismo ha podido probar. Sus denuncias contra el gobernador del estado, Francisco Arias Cárdenas, un histórico del chavismo y alguien muy cercano al considerado número dos del régimen, Diosdado Cabello, le han valido la persecución política.
A finales de agosto, cuando Toledo iba a forzar la comparecencia de Cárdenas ante la Asamblea Nacional, agentes del Sebin (policía política) fueron a por él, sin atender a su condición de aforado y sin orden de captura. Toledo pudo escapar y solo reapareció 85 días después, cuando él y su familia habían logrado salir de Venezuela. Las autoridades le acusan de financiación del terrorismo y asociación para delinquir, cargos que podrían suponer 28 años de prisión, más incluso que los adjudicados al encarcelado Leopoldo López, de Voluntad Popular, partido del que también Toledo fue fundador y en el que milita.
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